Nació un 12 de febrero, fecha del gusto de los dioses de la poesía: un día igual, treinta y cinco años después, Cortázar partía.
Eran finales de los años ochenta cuando Joaquín caminó en México por primera vez: “…fue una especie de milagro del destino, y poner los pies en el Auditorio Nacional fue ponerlos en un templo sagrado de la música”.