Es difícil mirar una solo fotografía de Masats sin admirarla; es difícil dejar de mirarla, y después es casi imposible olvidarla.
Ramón era un niño barcelonés nacido en los años 30 del siglo pasado, renuente a asumir el futuro que le tenían dispuesto: atender, en el mercado del Born, el negocio familiar de venta de bacalao.
En sus años de servicio militar llegó a sus manos un ejemplar de la revista Arte Fotográfico que lo dejó prendado; tanto, que desvió recursos paternos para “ganarse”, en una tómbola inventada, su primera cámara, una Kodak Retina II.