Nancy Davis tenía un discreto currículum en Hollywood cuando conoció a Ronald Reagan, también actor. Su historia de amor empezó entre bambalinas en los años 50, y aunque ambos dejaron su carrera en el cine para centrarse en las ambiciones políticas de él, la vida del matrimonio terminó siendo digna de una película. Cuando Ronald Reagan fue elegido presidente de Estados Unidos en 1981, Nancy comenzó una etapa como primera dama marcada por el lujo (llegó a gastar 200.000 dólares en una vajilla nueva para la Casa Blanca), el conservadurismo de sus ideas, la homofobia, la negación de la epidemia del sida, un atentado contra el presidente y la cruzada contra las drogas. En el guion no faltan, incluso, personajes secundarios tan extraños como la astróloga que llegó a diseñar la agenda del presidente.