“Dos veces estuvo vacía la ciudad”, me cuenta mi madre: “cuando fue la llegada del hombre a la luna, y la noche en que él se presentaría por primera vez en la televisión mexicana. De ese español se sabía que tenía el pelo largo sin ser un hippie, que vestía todo de negro (como no se usaba), que cantaba con voz privilegiada, pero sobre todo, que se movía con ademanes exagerados nunca antes vistos en nadie”.