Pensé escribir algo sobre ti con el corazón resquebrajado cuando, hace unas semanas, apareciste muy elegante en la pantalla para anunciar con la voz y el alma cortadas, y con el semblante -y el de tu equipo de producción- más triste que se haya visto en mucho tiempo en televisión, tu despedida, como evidencia innecesaria pero inevitable de que todo ciclo -aunque duela- termina.