El 20 de marzo de 2014, dos policías de Asuntos Internos y dos agentes del CNI se reúnen en una habitación de un piso de Madrid para hablar de la investigación que tienen entre manos: el caso del pequeño Nicolás. La reunión es de alto secreto pero uno de los teléfonos móviles es hackeado y accionado remotamente para registrar toda la conversación.
Tiempo después, la grabación se filtra al pequeño Nicolás, que la aporta al juzgado para tratar de demostrar que está siendo víctima de una conjura en la que han intervenido los servicios secretos. También la publican algunos medios de comunicación.
Los agentes encargados del caso analizan los audios filtrados, encargan peritajes y hacen un estudio de todas las llamadas realizadas al teléfono hackeado durante el tiempo que duró la reunión con los miembros del CNI. El principal sospechoso es un periodista que trabaja en el periódico de la mujer de V.
La investigación implica a V definitivamente en el caso y destapa la cobertura que el agente oscuro ha mantenido todos estos años; una estructura empresarial privada con tentáculos en todas las instancias del Estado que le sirve para torpedear muchos de los casos judiciales en los que ha estado implicado él o sus clientes. La investigación hace estallar una guerra entre policías que acabará después con la filtración de otra grabación secreta. En esta ocasión, el audio destapa destapa las sucias maniobras del ministro del Interior contra sus adversarios políticos.