Aquella tarde, mientras escuchaba atentamente a Susana, Laura tomó una decisión. Pensaba que cometería una locura, pero que se exponga a sufrir es una cosa dolorosa y no puede evitar que se le note.
En cierta ocasión al encontrarse con los ojos de Laura Susana pareció percibir los pensamientos de su amiga, su mirada era de preocupación. Su decisión no la convencía. Solo había dos opciones: éxito y fracaso. Pero Susana estaba dispuesta a jugárselo a todo una carta.