Hay cosas incomprensibles como, por ejemplo, que Pedro y su mujer Montse sigan de luna de miel y que no hayan recibido aún noticias. ¿No estarán ya de regreso en Barcelona? Por fin llega el momento en el que María Eugenia se entera, inevitablemente, de la verdad... Aquel sueño era una premonición: efectivamente Pedro ha fallecido.
María Eugenia se lamenta de no haber hecho nada, de no haber avisado a Pedro, y se preocupa de su poder, de la capacidad de vaticinar cosas terribles. Con el paso del tiempo, María Eugenia encuentra la forma de mantener su organismo y aquellas experiencias turbadoras en calma.