María Eugenia había sido, más que una hermana, una madre para Gloria. Cuando Arturo, su padre, la veía cuidar de la pequeña, no podía reprimir su emoción. Él, muy ocupado con su trabajo, no tiene tiempo para educar a la pequeña... y aunque tuviera tiempo, no sabría como hacerlo.
Cuando su padre se retrasa demasiado del trabajo, María Eugenia decide llamar al casino. Por el auricular se filtraba un sonido extraño, como un grito... ¿Fruto de la imaginación de María Eugenia, o de la realidad?