María y Petre hablan sobre los aviones, aquellas naves que eran sinónimo de muerte y destrucción. Ahora Petre es un apasionado de volar, bastan unas horas para llegar al otro lado del mundo y los vuelos turísticos no tienen nada que ver con lo que había antes.
Es posible que Petre conozca a la mujer de su vida en uno de los viajes o, al menos, es lo que sueña su madre María. Su hijo, se había convertido en poco tiempo en uno de los cerebros de la agencia turística donde trabaja. Había recorrido prácticamente toda Europa.