Un niño que come mal es motivo de tensiones en casa y los padres que tienen que lidiar con ello pueden llegar a la desesperación. En muchos casos, las creencias familiares, mitos sobre la alimentación y el entorno juegan un flaco favor porque ni es necesario que se terminen el plato, ni hace falta que meriendan lo que se dejaron a la hora de comer.
Tal y como nos explica la pediatra Carolina Imedio y coach de salud y nutrición familiar en Centro Creciendo Madrid, un cambio en el lenguaje que utilizamos y la manera en la que gestionamos los conflictos en la mesa harán que los niños se relacionen de una forma más saludable con lo que comen y que la familia lo viva de una forma más relajada y saludable.
Además hablamos con Icíar García, responsable de la estrategia de interiorismo de IKEA España.