Lee Gálatas 1:13–16
Chuck Colson dio uno de los testimonios públicos más dramáticos en la década de 1970. Como asesor especial del presidente Nixon, se lo conoció como el “verdugo” de Nixon y una de las personas más poderosas de la Casa Blanca. Pero después de Watergate, se convirtió en el primer miembro del gabinete de Nixon en cumplir una condena en prisión. En 1973, Colson se convirtió en un seguidor de Cristo. Habiendo experimentado de primera mano el trato a los reclusos, siguió el llamado de Dios para comenzar Prison Fellowship Internacional (su ministerio a prisiones).
Por extraordinario que sea el testimonio de Colson, el del apóstol Pablo lo es aún más. Pablo supuso que los gálatas habían oído acerca de su notorio alboroto contra la iglesia (v. 13). Y Pablo admite que su objetivo no había sido simplemente obstaculizar el cuerpo de Cristo. Había tenido la intención de destruirlo. Pablo también reitera su motivación en ese momento. Había tenido “celo exagerado por las tradiciones de [sus] antepasados” (v. 14). Ese celo suponía que Pablo tenía el favor de Dios. Pablo había sido como el alumno con mejor nota de su clase, “en la práctica del judaísmo, aventajaba a muchos de [sus] contemporáneos” (v. 14).
Sin embargo, el Señor intervino. La sencilla frase “pero cuando Dios” (v. 15 LBLA) comunica una transformación radical y completa que ocurrió por instigación divina. El llamado de Dios había estado en la vida de Pablo incluso antes de que naciera, pero con un propósito diferente. Los gálatas probablemente habrían relacionado la afirmación de Pablo con la afirmación similar de Jeremías en Jeremías 1:5: “Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta para las naciones”. Pablo deja en claro que el llamado de Dios fue el resultado de Su gracia, no de sus credenciales. También subraya que su conversión se produjo simultáneamente con su llamado, “para que [él] predicara entre los no judíos” (v. 16). Él fue convertido y llamado para un propósito específico y su llamado fue completo, sin ninguna confirmación humana. Su llamado vino directa y únicamente de Dios.
Ora con nosotros
Querido Jesús, el testimonio de Pablo en el pasaje de hoy pone de perspectiva el mío, su llamado me hace pensar en el mío. Estoy agradecido de que tengas un propósito para mi vida. Me regocijo en Tu perdón y misericordia hacia los pecadores como Pablo y yo.