Lee Gálatas 2:11–16
Si has sido miembro de una congregación al borde de una división, sabes lo confuso y doloroso que puede ser. Desafortunadamente, esta amenaza a la unidad cristiana es tan antigua como la iglesia misma. La transición al pasaje de hoy parece abrupta. Pablo acaba de terminar de describir la armonía entre él y los apóstoles de Jerusalén (vv. 1–10). De repente, informa sobre una confrontación pública y directa cuando Cefas (Pedro) llegó a Antioquía (v. 11).
Muchos creyentes judíos habían huido a Antioquía debido a la persecución, y habían compartido el evangelio con los gentiles en esa importante ciudad (Hechos 11). Por medio de la obra de Dios, una gran cantidad de personas creyeron, y “fue en Antioquía donde a los discípulos se les llamó ‘cristianos’ por primera vez” (Hechos 11:21, 26).
Los líderes de la iglesia en Jerusalén se sintieron responsables de este grupo de creyentes que crecía rápidamente, por lo que enviaron a Bernabé para animarlos y capacitarlos (Hechos 11:22–24). Bernabé reclutó a Saulo (Pablo) para que se uniera a él (Hechos 11:25–26). Y durante un año, los dos hombres habían discipulado a la iglesia de Antioquía. Como resultado, Antioquía se convirtió en una base de operaciones para Pablo y una plataforma de lanzamiento para su obra misionera.
En algún momento, Cefas (Pedro) también vino a ayudar. Pero, lamentablemente, la visita salió mal. Pablo describe un cambio significativo en el comportamiento de Pedro. Cuando Pedro llegó por primera vez, comió tanto con judíos como con gentiles. Pero cuando los discípulos de Santiago vinieron de Jerusalén, argumentando que los gentiles debían ser circuncidados, Pedro se apartó de los gentiles y se negó a tener comunión con ellos (Gálatas 2:12). En opinión de Pablo, lo hizo por miedo. Para empeorar las cosas, los creyentes judíos de Antioquía siguieron el ejemplo de Cefas, e incluso Bernabé “se dejó arrastrar” (v. 13).
Pablo valientemente los llamó a todos hipócritas. Desafió públicamente a Pedro a vivir en armonía con la justificación del creyente solo por la fe en Jesucristo, no por las obras de la Ley (v. 16).
Ora con nosotros
Incluso los creyentes más fuertes pueden caer víctimas del legalismo y la hipocresía. Gálatas capítulo 2 es un duro recordatorio de este peligro. Amando Jesús, que nunca olvidemos que no estamos bajo la Ley sino bajo la gracia.