Lee Mateo 23
Cuando nace un ave, el polluelo es pequeño y vulnerable. Todavía no tiene las plumas completamente desarrolladas para proteger su cuerpo. Entonces, para mantener a sus bebés seguros y calientes, la madre los coloca bajo sus propias alas. Su presencia brinda protección, consuelo y seguridad de amor. A menudo en las Escrituras vemos la descripción de Dios como un ave materna que nos mantiene a salvo bajo Sus alas.
En Mateo 23, Jesús se lamenta por Jerusalén, anhelando reunir a sus habitantes como la gallina reúne a sus polluelos, pero ellos se rehusaron (v. 37). Estas imágenes vívidas reflejan la profundidad del anhelo de Dios de proteger y consolar a Su pueblo. Es un recordatorio conmovedor de la presencia de Dios constante y que nos rodea y a la que a veces resistimos. Jesús agonizó por el rechazo de Su pueblo, pero Sus brazos permanecieron abiertos y Su presencia protectora siempre disponible.
El pasaje está lleno de advertencias respecto a los fariseos. Una y otra vez, Jesús los llama “hipócritas”, “serpientes” y “camada de víboras”. (vv. 13, 15, 23, 25, 27, 29, 33). Advierte sobre los resultados de su flagrante desobediencia. El pasaje concluye con las palabras proféticas de Jesús: “Y les advierto que ya no volverán a verme hasta que digan: ‘¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!’” (v. 39). Esto no es sólo una predicción del futuro oscuro de Jerusalén porque no estaban dispuestos a Seguirle, sino una invitación abierta a cualquiera que lo reconozca y le dé la bienvenida.
Hay un contraste sorprendente entre las fuertes palabras dirigidas a los líderes judíos con la imagen cálida e íntima de una gallina reuniendo a sus polluelos (v. 37). Se nos recuerda el abrazo íntimo, protector y amoroso de Dios: un anhelo santo de que estemos en comunión con Él. Es un llamado a volver a casa, a entrar en el círculo de Su amor y a experimentar la plenitud de vida en Su presencia.
Ora con nosotros
Cristo, anhelamos tener comunión Contigo, pero confesamos que a menudo nos distraemos por las tentaciones y preocupaciones de este mundo. Gracias por Tu llamado a volver a casa y recibir Tu amoroso abrazo. ¡Estamos perdidos y sin hogar hasta que escuchemos Tu llamado!