Todos los organismos aéreos del mundo, deportivos, comerciales y militares, llevan un logo o insignia con alas desplegadas, pero muy pocos saben que su origen es español. En España este emblema de origen militar es conocido como Rokiski, claro ejemplo de la figura literaria que todavía se estudia en los colegios: la metonimia. Es decir, identificar un concepto por algo colateral, como cuando decimos «se subastó un Goya» o «nos bebimos un Jerez». En este caso transmuta el productor por el producto y el objeto adquiere el nombre del joyero que destacó en su fabricación. Es extraño por su origen polaco y tal vez de su curiosa sonoridad provenga el éxito de su denominación. Y en torno a este símbolo girarán como veremos singulares personalidades.