Luis I no podía comprender qué es lo que le ocurría a su esposa, Luisa Isabel de Orleans y Borbón. La ciencia catalogaría probablemente hoy su conducta como la propia de un trastorno límite de la personalidad, que se caracteriza primariamente por la inestabilidad emocional, el pensamiento extremadamente polarizado y dicotómico y relaciones interpersonales caóticas. Criarse despreciada por sus padres dejó huella en su personalidad.