La mayoría de nosotros leemos la Biblia con los ojos de la fe. Sin embargo, también representa una colección de documentos antiguos que narran historias del pasado social, político, económico y religioso de los pueblos. Un reciente artículo en The Christian Century subraya el interés sobre porciones de las escrituras y codices cristianos antiguos que son objeto de colección, estudio y compraventa. Lamentablemente, considerar el valor histórico y documental de la Biblia es para muchos creyentes un acto sacrílegIo y para los escépticos algo imposible. Es interesante ver que cuando Jesucristo hace referencia a las historias de las Escrituras, las acepta de facto y sin reservas, como eventos que se dieron en su momento histórico.