David Trueba, Antonio Resines y Loles León en diálogos con Luis Alegre
La vida saludable es una aspiración universal y, en los últimos años, la conciencia social relacionada con el medio ambiente ha aumentado de modo muy importante. Casi todo el mundo se propone incorporar a su vida hábitos que mejoren lo máximo posible la salud física y mental –individual y colectiva- y que potencien una relación óptima con la naturaleza y el medio ambiente: practicar deporte con regularidad, pasear, respirar aire puro, seguir una alimentación sana y equilibrada, eludir las drogas –incluidas el tabaco y el alcohol-, huir de los lugares contaminados, contribuir al reciclaje, consumir productos ecológicos, evitar los productos tóxicos y aquellos elaborados de forma poco ética, plantar árboles, ahorrar agua y energía, desplazarse por las ciudades en bicicletas o transporte público etc. Consolidar ese tipo de costumbres y actitudes exige una gran voluntad, constancia, esfuerzo, disciplina y fortaleza mental. Pero los seres humanos somos demasiado imperfectos y débiles y las cosas nunca son fáciles. Esa diferencia entre los propósitos y la realidad también es posible tomarla con sentido del humor.