14. Cruzando el umbral
Se termina esta correspondencia de verano. Todo acaba pero todo vuelve a empezar. Hay finales abruptos y otros que sirven para abrir nuevas rutas. De remate, una despedida más dulce que amarga.
13. Un instante fugaz
Hay un momento clave en las vacaciones: la sensación de que no pasa nada. En este penúltimo cruce de postales estiramos las piernas, nos gana el sueño y todo, de repente, es posible. Incluso las estrellas fugaces.
12. Camisas y camisetas
Pregunta para este nuevo intercambio de postales: ¿qué va a quedar de las vacaciones? Fotos, seguro. Y en ellas cabe el ridículo, el sentido común y el universo entero. También una mezcla exótica con mucho café.
11. Fuera del mundo
En este undécimo cruce de postales hay tiempo para viajar dentro de la cabeza de uno mismo. Preguntarse qué hacer, si deseamos lo imposible, lo difícil o lo secreto. Y, de paso, disfrutar de una bebida enloquecida.
10. Otra estación
¿Cabe la nieve en nuestro verano? Todo es cuestión de saber buscarla. Este décimo intercambio postal va de encontrarla en las casualidades y de aceptar que el frío es otra cara de la misma moneda.
9. Hipnosis
En vacaciones, también hay trabajo. En este noveno cruce de postales uno puede quedarse fascinado viendo a otros trabajar o, incluso, apuntarse a labores que nunca hace. Y, con el fuego de fondo, beberse algo entre llamas.
8. Polos opuestos
Llega el octavo cruce de postales con dos grandes preguntas. ¿Qué hacer si un viejo amor vuelve sin avisar? ¿Cómo descubrir a dos amantes eternos? En el verano hay que aceptar los juegos de la memoria y la imaginación.
7. Citas en la tormenta
El tiempo vuela en este séptimo cruce de postales. Y también huele. Frente a la lluvia repentina, la memoria se dispara y el olfato se vuelve loco.
6. Partículas aceleradas
En este sexto cruce de postales hay momentos y situaciones en los que vale todo: nietos y noruegos, moda de verano y naturismo de andar por casa, camisillas encogidas y superhéroes.
5. Retos y promesas
Llegamos al quinto cruce de cartas. ¿Qué hacer cuando se trata de no hacer nada? Planes, por supuesto, pero intentando mantenerse en lo sencillo, en lo más simple: tres sabores básicos y a partes iguales.