El Índice de Precios de Consumo (IPC), que recoge la evolución de los precios de la cesta de la compra, volvió a subir ayer. Esta vez lo ha hecho en un 0,6 % en noviembre respecto a octubre, y acumula ya más de un 19 % de incremento desde que llegó Sánchez. En esta ocasión el encarecimiento de los precios de los carburantes, de la electricidad y el gas han sido los principales culpables, aunque los alimentos siguen dando guerra. El chocolate es el producto que más se ha encarecido (se paga un 21,2 % más que hace un año), y le siguen los zumos de frutas, la carne de ovino y caprino y el cacao y el chocolate en polvo, con entre un 15 % y un 10 % de subida.
Los economistas están de acuerdo en que es difícil que mejore el panorama siguiendo la actual política económica del Gobierno. «Si el Gobierno sigue incrementando el gasto torpedea la política monetaria de bajada de tipos de interés del Banco Central Europeo y complica la situación. Si a eso le añadimos las subidas de impuestos que prevé el Gobierno, lo único que harán es tensar los precios. Menos mal que el banco central no está en manos del Gobierno: si lo estuviera, abriría la máquina de imprimir papel y tendríamos una inflación desorbitada debajo del brazo», apunta José María Rotellar, profesor y director del Observatorio Económico de la Universidad Francisco de Vitoria.
El economista Lorenzo Bernaldo de Quirós remarca que nuestra inflación está aumentando y cayendo menos que en la eurozona, que daña no solo a los consumidores sino a la capacidad competitiva de las empresas, y que hay que buscar la solución por otro sitio: «Hay que poner fin a la sangría fiscal, y eso solo es posible recortando un gasto público absolutamente desorbitado que este Gobierno no tiene interés alguno en recortar».