El 26 de mayo de 2013, el oficial de la Fuerza Aérea alemana Lars Koch debe intervenir en una situación de emergencia: un avión de Lufthansa en ruta Berlín-Munich ha sido secuestrado. La nave está repleta de pasajeros. Los terroristas han apagado cualquier dispositivo de comunicación tras transmitir por radio que se dirigen al estadio Allianz Arena, donde se disputa un partido entre las selecciones de Inglaterra y de Alemania. Van a estrellar la nave. Desde tierra le ordenan que espere. Sin embargo, en el último momento, desobedeciendo órdenes, Lars Koch destruye el avión para evitar que impacte contra el estadio, salvando a los asistentes pero acabando con la vida de los pasajeros.