Saltó al campo Yerry Mina, un central colombiano imponente que no se ha adaptado al fútbol europeo, seis meses en el Barça y ni rastro de él. Hay tras él un país respiro aliviado porque continúan vivos en el Mundial tras ganar a Senegal. “Panita, pase lo que pase, con los pies en la tierra y los ojos en el cielo” una de las frases favoritas de Yerry, un gigante de casi dos metros.