"No hay cosas muy distintas en ningún lugar, y para eso la gente se viste de colores diferentes y canta canciones distintas, para soñar, por un segundo, que algo distintos son".
El viaje será largo y los tres autobuses hacia la ciudad transparente van saliendo uno tras otro. Al pasar el monte se ve el humo que sale de la casa de nuestros protagonistas. Los pueblos van pasando como fantasmas sin nombre hasta que se alejan tanto que no son capaces de reconocer nada.
Antes de llegar a su destino, los aviones comienzan a bombardear el autobús. Pocos han sobrevivido al ataque. Están muy cerca de la frontera, han quemado todo el paisaje... un muchacho comienza a tocar el violín.