"Querer es renunciar a cualquier demonio que nos diga que no querer es posible".
Suenan lejos los latidos de los corazones de sus hijos que pelean ahora en la guerra. A nuestros protagonistas sólo les queda esperar y acostumbrarse a las jornadas como si nada hubiera pasado, como si lo poco que les queda fuera suficiente.
Cuidan de un niño que llegó a ellos en verano, no es su hijo, pero no tiene a nadie más. No saben su edad... y esperan su primera palabra. Se han convertido en una nueva y extraña familia: juegan al ajedrez, ven comedias juntos bajo una manta y le acarician el pelo cuando están cansados.
El agente de zona no sospecha nada... tampoco es difícil. En la ciudad transparente nadie se pregunta demasiado.