Héctor nos cuenta lo que le ocurrió hace tiempo. Su familia y él llegaron a vivir a un apartamento y entre sus cosas apareció un muñeco, algo sucio y desgastado, y su hermano de 3 años, en cierto modo, lo adoptó. Lo llamó López. Una noche el hermano comenzó a decir que el bebé no se callaba, no paraba de llorar. Héctor cogió al bebé y simuló dormirle, cuando acabó le dijo ya está, ya no llora, pero su hermano dijo que no, que había otro bebé que no dejaba de llorar.