Mientras que a Claudia la llegada de su hermano pequeño le produjo dolores de cabeza, para Lourdes fue totalmente diferente:"Esa es mi hermana", reconoció rápida. A partir de ese justo momento dio comienzo una relación ejemplar basada en el amor, el respeto y la mímesis.
El orgullo de su madre cuando observa a Fátima y Lourdes aprendiendo juntas no tiene límites. Como tampoco lo tiene la generosidad de Lourdes.