España cuenta desde hoy con cuatro medicamentos para adelgazar, combatir la diabetes y la obesidad. El más popular sin duda, ha sido Ozempic, aunque Saxenda fue realmente el primer medicamento autorizado en España para la pérdida de peso, lleva disponible en farmacias desde hace nada menos que seis años, pero ha pasado más desapercibido. Luego llegó Wegovy hoy sale a la venta Mounjaro. 

Una muestra de la predilección que los españoles han demostrado por estos medicamentos la encontramos en los desabastecimientos que han provocado en farmacias. Pero, sin duda, otra de las pistas las encontramos en las búsquedas que realizan en internet.

Las consultas relacionadas con este fármaco han visto un aumento del 307,7% durante los últimos dos años, con una media de 61.948 búsquedas mensuales.

Una tendencia al alza que ha tenido su resorte a través de celebridades de la talla de Elon Musk o Kim Kardashian, quienes revelaron públicamente que usaban este medicamento por sus beneficios para adelgazar. Por eso, aunque no fuera el primero en aterrizar en España con una autorización en la mano, se ha colocado como el número uno por interés demostrado en la red.

Hablamos con la doctora Violeta Ramírez, coordinadora del grupo de alimentación y nutrición de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria. El Ozempic, un análogo del GLP-1 humano, ha sido ampliamente mencionado en redes sociales por su eficacia en la pérdida de peso. Este fármaco actúa ralentizando el vaciado gástrico y disminuyendo el apetito, lo que ayuda a los pacientes a consumir menos alimentos. “Tiene acciones y atróficas y actúa a nivel intestinal y cerebral para reducir el apetito”, explica la doctora Ramírez, añadiendo que también tiene efectos a nivel pancreático y sobre la grasa visceral.

La doctora Ramírez destaca que el interés en estos medicamentos ha llevado a un uso inapropiado por parte de personas que no los necesitan médicamente, lo que ha resultado en escasez en farmacias. “Una paciente me comentó que se apuntó a un foro para recibir instrucciones sobre cómo administrarse el fármaco, lo cual es preocupante”, comenta. El problema radica en que la mala utilización de estos medicamentos puede impedir a los pacientes realizar cambios duraderos en su estilo de vida, esenciales para una pérdida de peso sostenible.

El uso incorrecto de fármacos para la obesidad no solo puede resultar en efectos secundarios no deseados, sino también en un efecto rebote, donde los pacientes recuperan el peso perdido e incluso aumentan más. La doctora Ramírez subraya que “la publicidad y la fiebre desmedida en redes sociales fomentan una mala utilización, lo cual puede conducir a la pérdida de una oportunidad para un cambio de hábitos que resulte en una pérdida de peso estable y duradera”.

En España, la obesidad es un problema significativo, con un 18,7% de la población adulta padeciendo esta enfermedad, según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición. La combinación de obesidad y sobrepeso afecta a más del 55% de la población. La doctora Ramírez subraya la necesidad de abordar este problema de manera integral: “La obesidad es una enfermedad crónica, progresiva, recidivante y multifactorial. La llamamos la enfermedad paraguas”.

Además de los efectos directos sobre la salud, la obesidad está asociada a numerosas complicaciones, incluyendo enfermedades metabólicas, mecánicas y mentales, así como un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer. 

Uno de los principales desafíos con Mounjaro es su costo y la falta de financiación por parte del Sistema Nacional de Salud. “Preguntas al laboratorio sobre el precio y te dicen que será competitivo, pero no especifican cuánto”, comenta la doctora Ramírez. Esto plantea una barrera significativa para muchos pacientes que podrían beneficiarse del tratamiento pero no pueden costearlo.

La doctora Ramírez enfatiza la importancia de hacerlo bajo la supervisión de un profesional médico. “Son fármacos que deben ser indicados y pautados por un especialista. Sin una indicación adecuada, solo se conseguirán efectos secundarios no deseados”, advierte. Además, subraya la necesidad de un enfoque integral que incluya cambios en el estilo de vida, dieta y ejercicio.

La doctora Ramírez también insta a la ciudadanía a ser crítica con la información que encuentra en Internet y a recurrir a fuentes fiables. “Internet es una herramienta poderosa, pero hay que saber dónde buscar información veraz y contrastada”, aconseja.

En conclusión, mientras que nuevos medicamentos como Mounjaro u Ozempic ofrecen esperanza en la lucha contra la obesidad, es crucial abordar su uso con responsabilidad y bajo orientación médica adecuada. La combinación de tratamiento farmacológico y cambios sostenibles en el estilo de vida sigue siendo la clave para combatir esta enfermedad de manera efectiva y segura.

España cuenta desde hoy con cuatro medicamentos para adelgazar, combatir la diabetes y la obesidad. El más popular sin duda, ha sido Ozempic, aunque Saxenda fue realmente el primer medicamento autorizado en España para la pérdida de peso, lleva disponible en farmacias desde hace nada menos que seis años, pero ha pasado más desapercibido. Luego llegó Wegovy hoy sale a la venta Mounjaro. 
Una muestra de la predilección que los españoles han demostrado por estos medicamentos la encontramos en los desabastecimientos que han provocado en farmacias. Pero, sin duda, otra de las pistas las encontramos en las búsquedas que realizan en internet.
Las consultas relacionadas con este fármaco han visto un aumento del 307,7% durante los últimos dos años, con una media de 61.948 búsquedas mensuales.
Una tendencia al alza que ha tenido su resorte a través de celebridades de la talla de Elon Musk o Kim Kardashian, quienes revelaron públicamente que usaban este medicamento por sus beneficios para adelgazar. Por eso, aunque no fuera el primero en aterrizar en España con una autorización en la mano, se ha colocado como el número uno por interés demostrado en la red.
Hablamos con la doctora Violeta Ramírez, coordinadora del grupo de alimentación y nutrición de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria. El Ozempic, un análogo del GLP-1 humano, ha sido ampliamente mencionado en redes sociales por su eficacia en la pérdida de peso. Este fármaco actúa ralentizando el vaciado gástrico y disminuyendo el apetito, lo que ayuda a los pacientes a consumir menos alimentos. “Tiene acciones y atróficas y actúa a nivel intestinal y cerebral para reducir el apetito”, explica la doctora Ramírez, añadiendo que también tiene efectos a nivel pancreático y sobre la grasa visceral.
La doctora Ramírez destaca que el interés en estos medicamentos ha llevado a un uso inapropiado por parte de personas que no los necesitan médicamente, lo que ha resultado en escasez en farmacias. “Una paciente me comentó que se apuntó a un foro para recibir instrucciones sobre cómo administrarse el fármaco, lo cual es preocupante”, comenta. El problema radica en que la mala utilización de estos medicamentos puede impedir a los pacientes realizar cambios duraderos en su estilo de vida, esenciales para una pérdida de peso sostenible.
El uso incorrecto de fármacos para la obesidad no solo puede resultar en efectos secundarios no deseados, sino también en un efecto rebote, donde los pacientes recuperan el peso perdido e incluso aumentan más. La doctora Ramírez subraya que “la publicidad y la fiebre desmedida en redes sociales fomentan una mala utilización, lo cual puede conducir a la pérdida de una oportunidad para un cambio de hábitos que resulte en una pérdida de peso estable y duradera”.
En España, la obesidad es un problema significativo, con un 18,7% de la población adulta padeciendo esta enfermedad, según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición. La combinación de obesidad y sobrepeso afecta a más del 55% de la población. La doctora Ramírez subraya la necesidad de abordar este problema de manera integral: “La obesidad es una enfermedad crónica, progresiva, recidivante y multifactorial. La llamamos la enfermedad paraguas”.
Además de los efectos directos sobre la salud, la obesidad está asociada a numerosas complicaciones, incluyendo enfermedades metabólicas, mecánicas y mentales, así como un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer. 
Uno de los principales desafíos con Mounjaro es su costo y la falta de financiación por parte del Sistema Nacional de Salud. “Preguntas al laboratorio sobre el precio y te dicen que será competitivo, pero no especifican cuánto”, comenta la doctora Ramírez. Esto plantea una barrera significativa para muchos pacientes que podrían beneficiarse del tratamiento pero no pueden costearlo.
La doctora Ramírez enfatiza la importancia de hacerlo bajo la supervisión de un profesional médico. “Son fármacos que deben ser indicados y pautados por un especialista. Sin una indicación adecuada, solo se conseguirán efectos secundarios no deseados”, advierte. Además, subraya la necesidad de un enfoque integral que incluya cambios en el estilo de vida, dieta y ejercicio.
La doctora Ramírez también insta a la ciudadanía a ser crítica con la información que encuentra en Internet y a recurrir a fuentes fiables. “Internet es una herramienta poderosa, pero hay que saber dónde buscar información veraz y contrastada”, aconseja.
En conclusión, mientras que nuevos medicamentos como Mounjaro u Ozempic ofrecen esperanza en la lucha contra la obesidad, es crucial abordar su uso con responsabilidad y bajo orientación médica adecuada. La combinación de tratamiento farmacológico y cambios sostenibles en el estilo de vida sigue siendo la clave para combatir esta enfermedad de manera efectiva y segura.

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