Desde niña, una mujer sentía que algo se escondía bajo su cama. Pensó que lo había superado. Años después, ya adulta, vuelve a casa de su infancia y duerme en el mismo cuarto. Una noche, escucha una respiración. Al asomarse… no hay nada.
Pero cada mañana, la colcha aparece levantada.
Y una nota manuscrita sobresale desde abajo:
“Gracias por dejarme salir un rato.”