La historia de Míchel con el Real Madrid empezó siendo un niño cargado de ilusión y vocación por convertirse en futbolista. Y vaya si lo cumplió, en el equipo de sus sueños. Aunque sería el último en asentarse en el primer equipo, debutó antes que nadie y con personalidad absoluta, que mantuvo hasta el último día vestido de blanco. Fue el máximo goleador en la Champions que debió ganar el Madrid de La Quinta y absoluta referencia en numerosas noches mágicas por Europa. Una leyenda muy querida que cerró ciclo con una despedida cargada de emoción besando el césped del Santiago Bernabéu.
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