La EPS Sanitas, actualmente intervenida por la Superintendencia de Salud, ha enfrentado una creciente ola de quejas debido a las dificultades en la entrega de medicamentos. Desde que comenzó la intervención, el descontento de los usuarios ha ido en aumento, llegando a un 25 % más de inconformidad en los últimos seis meses. A pesar de que la situación no es nueva, las barreras para acceder a los medicamentos han llevado a que el número de quejas se eleve de 2.000 a más de 3.000.