Nuestras sociedades se construyen en base a silencios y palabras tabú. Y no solo respecto a quienes somos y las identidades que nos queremos atribuir, también se construye con las realidades que preferimos no admitir, pero con las que convivimos cada día. Hemos conocido a Débora, Antonia, Fernando, Montserrat, Mimma o Michele. Pero esta historia, en realidad, no le pertenece a nadie. Es una historia que nos afecta a todos y tiene un único protagonista: el silencio.