A Héctor le quedan centenares de horas por visionar, no es fácil pero sabe que por cada niño identificado, David Donet cumpliría una nueva pena por abuso. Durante el visionado de las cintas, hay algo que le llama la atención: no hay ningún signo de violencia, ni siquiera de que esos niños estuvieran ahí, obligados, contra su voluntad. Todo lo contrario, aparecían riendo, para ellos todo era un juego, una situación natural. Donet había conseguido crear un hábito a partir de una completa barbaridad.
Héctor cita a Santi en la comisaría. Él lleva más de 14 años viviendo con David Donet, sale en el 70% de los vídeos y confía en que le pueda ayudar a identificar a los niños. Pero, sobre todo, hay una pregunta que sigue en el aire, la más importante y que no termina de entender: ¿Cómo es que este hombre tenía una casa de acogida y tutelaba niños desde hace más de 15 años? ¿Por qué nunca nadie detectó nada?