Este verano, Francia ha lanzado el mayor plan de recortes sociales de su historia reciente: congelará las pensiones, eliminará festivos y miles de empleos públicos. Es un ajuste radical que el gobierno justifica por la deuda pública disparada. En paralelo, Reino Unido está endureciendo el acceso a ayudas sociales y recortando subsidios, incluso bajo un gobierno laborista. Ambos casos reflejan un giro de Europa hacia la austeridad en plena crisis social y climática.
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