El pasado lunes la delegación territorial de salud y consumo de la Junta de Andalucía anunciaba que el agua de la balsa de La Colada, que ahora abastece al norte de la provincia , no era apta para el consumo humano. El agua llegaba a los hogares de casi 80.000 personas tras un polémico y apresurado trasvase de emergencia que comenzaba a realizarse con carácter de urgencia el pasado mes de marzo ante la situación que, debido a la sequía, padece el embalse de Sierra Boyera principal suministrador, que está prácticamente seco. Pero todo esto no es solo producto de la sequía, sino de las diferentes políticas que en los últimos años hasta tres administraciones han llevado a cabo en materia hidrográfica: el Gobierno central, La Junta de Andalucía y la Diputación de Córdoba.

Edita y presenta, Rafa González

El pasado lunes la delegación territorial de salud y consumo de la Junta de Andalucía anunciaba que el agua de la balsa de La Colada, que ahora abastece al norte de la provincia , no era apta para el consumo humano. El agua llegaba a los hogares de casi 80.000 personas tras un polémico y apresurado trasvase de emergencia que comenzaba a realizarse con carácter de urgencia el pasado mes de marzo ante la situación que, debido a la sequía, padece el embalse de Sierra Boyera principal suministrador, que está prácticamente seco. Pero todo esto no es solo producto de la sequía, sino de las diferentes políticas que en los últimos años hasta tres administraciones han llevado a cabo en materia hidrográfica: el Gobierno central, La Junta de Andalucía y la Diputación de Córdoba.
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