En el hospital de La Paz las enfermeras acuden a ver a Jean-Baptiste, el Joyero, pero en su habitación no hay nadie. El equipo médico da la voz de alarma y la policía no tarda en llegar. Los agentes Ortiz y Crespo cubren todos los accesos evitando la entrada y salida de cualquier individuo.
La policía interrogó a la Guapa y ella negó cualquier tipo de relación con él. Aún así, su chico está preocupado por lo que pueda ocurrir. No saben dónde esta el Joyero y no saben de qué puede ser capaz. La Guapa no tiene ni idea de lo que está a punto de suceder, se relaja, se mete a la ducha cuando de repente... alguien llama a la puerta.