El suegro de Magallanes envía una rápida carabela para interceptar a la flota de la especiería en las Islas Canarias. Ha conocido la trama de los capitanes castellanos para amotinarse contra él y pretende advertirle con un mensaje. El almirante decide entonces no compartir más información de la necesaria, pero no consigue con ello disipar los aires de sublevación en la armada.