Fernando de Magallanes conoce a dos hombres esenciales para el viaje, y los enrola en su tripulación: Juan Sebastián de Elcano y Antonio Pigafetta. Decide además el portugués enviar la armada a Sanlúcar de Barrameda para que las naos sea aprovisionadas, mientras que él espera unas semanas más en Sevilla, y aprovecha para hacer testamento.