Dos giros inesperados en las negociaciones con la Corona impulsan el proyecto. Por un lado, la aparición de un rico armador que presta apoyo financiero, y por otro, el hecho de que Ruy Faleiro decida no embarcarse, reservándose para comandar la primera misión al Maluco por la nueva ruta, al regreso de Magallanes.
Mientras tanto, el Rey de Portugal, informado por los espías con los que cuenta en Sevilla, insta a sus embajadores a desmontar a toda costa el plan.