Paz Martínez: “Mi madre aceptó mi profesión solo antes de morir”

El reconocido cantante, autor y compositor, creador de más de 700 canciones de su autoría y de grandes éxitos propios y ajenos, habló en Íntimamente con Alejandra Rubio, sobre su infancia de pobreza, sus padres, sus comienzos y como llegó a componerle temas a Armando Manzanero, Dyango, Rodrigo, Mercedes Sosa, Los Nocheros, Miranda, Valeria Lynch y hasta la mismísima Madonna, aunque no con: “Me costó mucho dedicarme a esta profesión. Era mi sueño pero la oposición absoluta de mi madre me lo dificultó. Ella quería que fuese médico y nunca se resignó. Ni cuando ya, con familia propia, logré grabar mi primer disco y cuando se lo hice escuchar solo me dijo: ’Cuando volvés a la facultad’. Mi padre estaba orgulloso de mí y fue mi fans número uno, pero mi madre aceptó mi profesión, días antes de su muerte. Ni cuando le escribí una canción para Madonna me felicitó.”

Norberto Alfredo Gurvich, más conocido como Paz Martínez, es ganador de varios Discos de Oro, de Platino y Doble Platino. Obtuvo innumerables premios en Argentina y Estados Unidos. Ganador de dos Martin Fierro, como creador de cortinas musicales, y hasta de tres premios Billboard en EE.UU por su canción "Que ironía" interpretada por Andy Andy, que en Argentina llevó a la fama el recordado Rodrigo. Pero su mayor éxito es haber encontrado en la secundaria al gran amor de su vida, con quien llevan 56 años de amor, dos maravillosos hijos que siguen su carrera y formar una hermosa familia.

Norberto nació en San Miguel de Tucumán, provincia de Tucumán, el 23 de abril de 1948, y así cuenta su propia historia: “Provengo de una familia humilde. Mi papá era un porteño de Villa Crespo, David Gurvich, judío. Y mi mamá, una católica tucumana: Fortuna Martínez Paz. En quien me inspire, pese a que no quería que fuese cantante, para elegir mi nombre artístico. Mi viejo, que viajaba por todo el país, una vez llegó a Tucumán y conoció a mi mamá. Enseguida se enamoraron, se casaron y tuvieron dos hijos: mi hermano y yo. El único que queda en pie de ese árbol soy yo, aunque siempre siento que siguen conmigo”, recordó el cantante.

Siguiendo cronológicamente con su vida, continuó: “Mi papá, de un día para otro, desapareció por un tiempo cuando vivíamos en Tucumán. Yo era muy chico y lo extrañé horrores, hasta hoy siento como abrazaba su ropa y la olía para recordarlo. Un día le escribió una carta a mi madre para que preparáramos todo y nos vinimos a Buenos Aires cuando tenía cinco años. Pasamos muchas necesidades. Una cosa es ser pobre y otra cosa es rozar la miseria. No es lo mismo. Yo tenía una familia presente, pero nuestra situación era tremenda. Realmente no teníamos nada. Tal es así que dormí en la misma cama que mi hermano hasta los 13 años. Éramos pobres, pero muy trabajadores. Mi viejo era un trabajador gráfico muy culto. Salía de casa a las 4.20 y hacía Ezeiza, Constitución, Retiro y Beccar. De él aprendí la disciplina. Él fue quien se dio cuenta que yo era muy ávido y curioso. A los cuatro años ya leía y escribía, y a los siete ya me gustaba la poesía. Él me incentivó todo lo que era artístico y me regaló mi primera guitarra. De mi mamá heredé todo lo musical. Era ella quien cantaba en la familia, pero nunca quiso ser artista porque en su época eran tratadas como mujeres de la vida. Tampoco quería que yo fuese artista, ni que cantara. A mí me gustaba el fútbol y jugaba muy bien. Mi hermano llegó a jugar en la cuarta de Ferro y yo jugaba fenómeno. Pero mi madre a él lo dejaba jugar al fútbol y a mí no. Ponía la excusa que yo no podía romper las únicas zapatillas que tenía, pero tampoco me dejaba jugar descalzo. Decía que yo tenía que estudiar. Se había puesto en la cabeza que quería un hijo médico en la familia. Y me había elegido a mí. Ella nunca aceptó que siguiera esta carrera, no aceptaba la música en mi vida. Nunca me fue a ver a un teatro, y cuando salía en algún programa de televisión o llegué a los almuerzos de Mirtha Legrand o Susana, no solo que no lo veía, sino que cambiaba el canal.” Aseguró el cantante.

Su madre no aceptaba su elección, ya había triunfado con la música, pero ella nunca le dio el visto bueno y así lo recuerda: “Ni siquiera mi madre escuchaba mis temas. Siempre recuerdo que cuando mi vieja escuchó mi primer trabajo discográfico, fue casi a la fuerza. Yo ya me había comprado mi primera casa, tenía mi familia, mi auto…y en una siesta, la llevé dentro de mi auto en el garaje, cerré las puertas y escuchamos entero todo el disco en el pasacasete, sin decir palabra. Cuando terminó me miró fijo (me temblaban las piernas) y me dijo: ‘Hijo, ¿por qué no seguís estudiando?’. Ella quería que fuese médico, aunque yo ya era Paz Martínez. Toda la vida fue así. Ese rechazo  duró hasta poco antes de su muerte, cuando un 24 de diciembre, con mi mujer estábamos preparando la cena de Nochebuena y ella estaba sentada junto al piano de casa, me llamó: ‘Betito’. Y eso sólo podía significar que estaba dulce. ‘Betito’, me dijo y me miró: “¿Hace cuánto que no te escucho cantar?’ Entonces fui al piano y le canté. Dos meses después, un 11 de marzo, murió. Pero ya me había levantado la pena. Con ese gesto, me dio la aprobación, la bendición que había finalmente aprobado mi elección. Mi padre, en cambio, era todo lo contrario. Él siempre me apoyaba, me ayudaba, armaba los álbumes de fotos de mi carrera. Me escribía cartelitos: “¡Adelante!”, como símbolo de la fe que ponía en mí. Eso fue muy importante en mi vida. Él estaba orgulloso y lo decía a los cuatro vientos.” Aseguró el compositor emocionado.

Comenzó muy joven como cantante. Integró el Trío San Javier, ganando el reconocimiento del público y su primera plata con ellos. En 1985 dio su gran salto como solista, con su mega hit Que par de pájaros. Siguió con otros éxitos como Amor Pirata, Una lágrima sobre el teléfono, Mujer de Nadie, Piensa en mí y tantos otros éxitos interpretados por él que conquistaron el corazón de la gente: "Con el trio nos hicimos la primera casita, pero en 1987 fui con mi cassette de cuatro canciones a la discográfica pretendiendo que las cantara Sandro. Y me dijeron: ‘Porque no las grabas vos’. Y me ofrecieron un contrato como solista. Pese a dudarlo mucho, me independicé. No todo fue color de rosa y me comí los ahorros. Hasta que me sugirieron participar de un concurso en Canal 9. Y, supuestamente, la canción ‘no le gustó a nadie’. Yo estaba convencido de que mi tema iba a ganar y perdí. Esa canción era ‘Qué par de pájaros’. Ese mismo día, cuando fui a cargar nafta de regreso a casa, el muchacho de la estación de servicio me dice: 'Se notó que te robaron'. Y todo quedó ahí por un tiempo largo. La canción quedó guardada hasta que la rescató Joaquín Galán. Le preguntó al presidente de la compañía qué pasaba con ese tema y me impulsó. Así llegó mi primer disco de oro y mi gran fracaso se convirtió en mi gran éxito.” Cuenta rememorando su primer boom y el comienzo de su carrera como compositor.

Escribe y escribió no solo para él, sino también para otros: Compuso la famosa "Qué ironía", interpretada por Rodrigo. Para Mercedes Sosa compuso la canción "Agua, tierra, fuego y viento”. “Me das cada día más” para Valeria Lynch. "Entre la tierra y el cielo", "Roja Boca", "Un poquito de celos", "Yo soy tu río", "El amor de mi vida" y "Mamá… Mamá" A Los Nocheros. "Los recuerdos no abrazan", "Amor, donde hubo fuego" y "Como puedes vivir sin mi" a Luciano Pereyra. Y hasta Madonna, la reina del pop, le grabó la balada "Verás". Para él, el premio mayor de su carrera es que Armando Manzanero, uno de los más grandes compositores de habla hispana, cantó "Te propongo algo", la única canción que canto en su carrera de otro autor y que el propio intérprete se lo pidiera.

Este largo raid de exitazos lo comenzó cuando escribió su primera canción a Marta, su mujer, el amor de toda su vida. A quien conoció en el colegió secundario y lo acompaña desde hace 56 años; la madre de sus hijos, quien siempre lo apoya, apoyó y la primera que escucha sus canciones: “La conocí en el colegio Mariano Saavedra de Monte Grande. Ella tenía 15 y yo 18; estábamos en tercer año porque yo había dejado .Me había quedado libre en el colegio y arranqué otra vez tres años después. Como ya tenía backup, me aburría en las clases. Un día estábamos haciendo un ejercicio de matemática y escucho un ‘terminé’. Era Marta. Pasa al pizarrón, la veo pasar y me llama la atención algo: como una luz en ella. Desplazaba luz, un aura. Rubia, ojos pardos. Yo era muy tímido, no sabía cómo hablarle. Esa época era distinta, un abismo. Caminamos unas cuadras y le pregunté: '¿Podemos ser más que amigos?'. De aquel día escribí luego una canción: 3 de agosto, que nunca grabé. El primer tema que escribí en mi vida, fue para ella. Hace 56 años y desde ese día estamos juntos. Cuando todos creían que ser músico era cosa de vagos, ella siempre me apoyó, supo que yo lo tomaba en serio. La remé muy en dulce de leche desde siempre y ella siempre estuvo apuntalándome a mí lado. No hubiera podido hacer una carrera sin su apoyo. Mi familia es mi universo y te juro que no necesito nada más. Respiro por ellos.” Concluyó el artista.

Paz Mart&iacute;nez: &ldquo;Mi madre acept&oacute; mi profesi&oacute;n solo antes de morir&rdquo;
El reconocido cantante, autor y compositor, creador de m&aacute;s de 700 canciones de su autor&iacute;a y de grandes &eacute;xitos propios y ajenos, habl&oacute; en &Iacute;ntimamente con Alejandra Rubio, sobre su infancia de pobreza, sus padres, sus comienzos y como lleg&oacute; a componerle temas a Armando Manzanero, Dyango, Rodrigo, Mercedes Sosa, Los Nocheros, Miranda, Valeria Lynch y hasta la mism&iacute;sima Madonna, aunque no con: &ldquo;Me cost&oacute; mucho dedicarme a esta profesi&oacute;n. Era mi sue&ntilde;o pero la oposici&oacute;n absoluta de mi madre me lo dificult&oacute;. Ella quer&iacute;a que fuese m&eacute;dico y nunca se resign&oacute;. Ni cuando ya, con familia propia, logr&eacute; grabar mi primer disco y cuando se lo hice escuchar solo me dijo: &rsquo;Cuando volv&eacute;s a la facultad&rsquo;. Mi padre estaba orgulloso de m&iacute; y fue mi fans n&uacute;mero uno, pero mi madre acept&oacute; mi profesi&oacute;n, d&iacute;as antes de su muerte. Ni cuando le escrib&iacute; una canci&oacute;n para Madonna me felicit&oacute;.&rdquo;
Norberto Alfredo Gurvich, m&aacute;s conocido como Paz Mart&iacute;nez, es ganador de varios Discos de Oro, de Platino y Doble Platino. Obtuvo innumerables premios en Argentina y Estados Unidos. Ganador de dos Martin Fierro, como creador de cortinas musicales, y hasta de tres premios Billboard en EE.UU por su canci&oacute;n "Que iron&iacute;a" interpretada por Andy Andy, que en Argentina llev&oacute; a la fama el recordado Rodrigo. Pero su mayor &eacute;xito es haber encontrado en la secundaria al gran amor de su vida, con quien llevan 56 a&ntilde;os de amor, dos maravillosos hijos que siguen su carrera y formar una hermosa familia.
Norberto naci&oacute; en San Miguel de Tucum&aacute;n, provincia de Tucum&aacute;n, el 23 de abril de 1948, y as&iacute; cuenta su propia historia: &ldquo;Provengo de una familia humilde. Mi pap&aacute; era un porte&ntilde;o de Villa Crespo, David Gurvich, jud&iacute;o. Y mi mam&aacute;, una cat&oacute;lica tucumana: Fortuna Mart&iacute;nez Paz. En quien me inspire, pese a que no quer&iacute;a que fuese cantante, para elegir mi nombre art&iacute;stico. Mi viejo, que viajaba por todo el pa&iacute;s, una vez lleg&oacute; a Tucum&aacute;n y conoci&oacute; a mi mam&aacute;. Enseguida se enamoraron, se casaron y tuvieron dos hijos: mi hermano y yo. El &uacute;nico que queda en pie de ese &aacute;rbol soy yo, aunque siempre siento que siguen conmigo&rdquo;, record&oacute; el cantante.
Siguiendo cronol&oacute;gicamente con su vida, continu&oacute;: &ldquo;Mi pap&aacute;, de un d&iacute;a para otro, desapareci&oacute; por un tiempo cuando viv&iacute;amos en Tucum&aacute;n. Yo era muy chico y lo extra&ntilde;&eacute; horrores, hasta hoy siento como abrazaba su ropa y la ol&iacute;a para recordarlo. Un d&iacute;a le escribi&oacute; una carta a mi madre para que prepar&aacute;ramos todo y nos vinimos a Buenos Aires cuando ten&iacute;a cinco a&ntilde;os. Pasamos muchas necesidades. Una cosa es ser pobre y otra cosa es rozar la miseria. No es lo mismo. Yo ten&iacute;a una familia presente, pero nuestra situaci&oacute;n era tremenda. Realmente no ten&iacute;amos nada. Tal es as&iacute; que dorm&iacute; en la misma cama que mi hermano hasta los 13 a&ntilde;os. &Eacute;ramos pobres, pero muy trabajadores. Mi viejo era un trabajador gr&aacute;fico muy culto. Sal&iacute;a de casa a las 4.20 y hac&iacute;a Ezeiza, Constituci&oacute;n, Retiro y Beccar. De &eacute;l aprend&iacute; la disciplina. &Eacute;l fue quien se dio cuenta que yo era muy &aacute;vido y curioso. A los cuatro a&ntilde;os ya le&iacute;a y escrib&iacute;a, y a los siete ya me gustaba la poes&iacute;a. &Eacute;l me incentiv&oacute; todo lo que era art&iacute;stico y me regal&oacute; mi primera guitarra. De mi mam&aacute; hered&eacute; todo lo musical. Era ella quien cantaba en la familia, pero nunca quiso ser artista porque en su &eacute;poca eran tratadas como mujeres de la vida. Tampoco quer&iacute;a que yo fuese artista, ni que cantara. A m&iacute; me gustaba el f&uacute;tbol y jugaba muy bien. Mi hermano lleg&oacute; a jugar en la cuarta de Ferro y yo jugaba fen&oacute;meno. Pero mi madre a &eacute;l lo dejaba jugar al f&uacute;tbol y a m&iacute; no. Pon&iacute;a la excusa que yo no pod&iacute;a romper las &uacute;nicas zapatillas que ten&iacute;a, pero tampoco me dejaba jugar descalzo. Dec&iacute;a que yo ten&iacute;a que estudiar. Se hab&iacute;a puesto en la cabeza que quer&iacute;a un hijo m&eacute;dico en la familia. Y me hab&iacute;a elegido a m&iacute;. Ella nunca acept&oacute; que siguiera esta carrera, no aceptaba la m&uacute;sica en mi vida. Nunca me fue a ver a un teatro, y cuando sal&iacute;a en alg&uacute;n programa de televisi&oacute;n o llegu&eacute; a los almuerzos de Mirtha Legrand o Susana, no solo que no lo ve&iacute;a, sino que cambiaba el canal.&rdquo; Asegur&oacute; el cantante.
Su madre no aceptaba su elecci&oacute;n, ya hab&iacute;a triunfado con la m&uacute;sica, pero ella nunca le dio el visto bueno y as&iacute; lo recuerda: &ldquo;Ni siquiera mi madre escuchaba mis temas. Siempre recuerdo que cuando mi vieja escuch&oacute; mi primer trabajo discogr&aacute;fico, fue casi a la fuerza. Yo ya me hab&iacute;a comprado mi primera casa, ten&iacute;a mi familia, mi auto&hellip;y en una siesta, la llev&eacute; dentro de mi auto en el garaje, cerr&eacute; las puertas y escuchamos entero todo el disco en el pasacasete, sin decir palabra. Cuando termin&oacute; me mir&oacute; fijo (me temblaban las piernas) y me dijo: &lsquo;Hijo, &iquest;por qu&eacute; no segu&iacute;s estudiando?&rsquo;. Ella quer&iacute;a que fuese m&eacute;dico, aunque yo ya era Paz Mart&iacute;nez. Toda la vida fue as&iacute;. Ese rechazo &nbsp;dur&oacute; hasta poco antes de su muerte, cuando un 24 de diciembre, con mi mujer est&aacute;bamos preparando la cena de Nochebuena y ella estaba sentada junto al piano de casa, me llam&oacute;: &lsquo;Betito&rsquo;. Y eso s&oacute;lo pod&iacute;a significar que estaba dulce. &lsquo;Betito&rsquo;, me dijo y me mir&oacute;: &ldquo;&iquest;Hace cu&aacute;nto que no te escucho cantar?&rsquo; Entonces fui al piano y le cant&eacute;. Dos meses despu&eacute;s, un 11 de marzo, muri&oacute;. Pero ya me hab&iacute;a levantado la pena. Con ese gesto, me dio la aprobaci&oacute;n, la bendici&oacute;n que hab&iacute;a finalmente aprobado mi elecci&oacute;n. Mi padre, en cambio, era todo lo contrario. &Eacute;l siempre me apoyaba, me ayudaba, armaba los &aacute;lbumes de fotos de mi carrera. Me escrib&iacute;a cartelitos: &ldquo;&iexcl;Adelante!&rdquo;, como s&iacute;mbolo de la fe que pon&iacute;a en m&iacute;. Eso fue muy importante en mi vida. &Eacute;l estaba orgulloso y lo dec&iacute;a a los cuatro vientos.&rdquo; Asegur&oacute; el compositor emocionado.
Comenz&oacute; muy joven como cantante. Integr&oacute; el Tr&iacute;o San Javier, ganando el reconocimiento del p&uacute;blico y su primera plata con ellos. En 1985 dio su gran salto como solista, con su mega hit Que par de p&aacute;jaros. Sigui&oacute; con otros &eacute;xitos como Amor Pirata, Una l&aacute;grima sobre el tel&eacute;fono, Mujer de Nadie, Piensa en m&iacute; y tantos otros &eacute;xitos interpretados por &eacute;l que conquistaron el coraz&oacute;n de la gente: "Con el trio nos hicimos la primera casita, pero en 1987 fui con mi cassette de cuatro canciones a la discogr&aacute;fica pretendiendo que las cantara Sandro. Y me dijeron: &lsquo;Porque no las grabas vos&rsquo;. Y me ofrecieron un contrato como solista. Pese a dudarlo mucho, me independic&eacute;. No todo fue color de rosa y me com&iacute; los ahorros. Hasta que me sugirieron participar de un concurso en Canal 9. Y, supuestamente, la canci&oacute;n &lsquo;no le gust&oacute; a nadie&rsquo;. Yo estaba convencido de que mi tema iba a ganar y perd&iacute;. Esa canci&oacute;n era &lsquo;Qu&eacute; par de p&aacute;jaros&rsquo;. Ese mismo d&iacute;a, cuando fui a cargar nafta de regreso a casa, el muchacho de la estaci&oacute;n de servicio me dice: 'Se not&oacute; que te robaron'. Y todo qued&oacute; ah&iacute; por un tiempo largo. La canci&oacute;n qued&oacute; guardada hasta que la rescat&oacute; Joaqu&iacute;n Gal&aacute;n. Le pregunt&oacute; al presidente de la compa&ntilde;&iacute;a qu&eacute; pasaba con ese tema y me impuls&oacute;. As&iacute; lleg&oacute; mi primer disco de oro y mi gran fracaso se convirti&oacute; en mi gran &eacute;xito.&rdquo; Cuenta rememorando su primer boom y el comienzo de su carrera como compositor.
Escribe y escribi&oacute; no solo para &eacute;l, sino tambi&eacute;n para otros: Compuso la famosa "Qu&eacute; iron&iacute;a", interpretada por Rodrigo. Para Mercedes Sosa compuso la canci&oacute;n "Agua, tierra, fuego y viento&rdquo;. &ldquo;Me das cada d&iacute;a m&aacute;s&rdquo; para Valeria Lynch. "Entre la tierra y el cielo", "Roja Boca", "Un poquito de celos", "Yo soy tu r&iacute;o", "El amor de mi vida" y "Mam&aacute;&hellip; Mam&aacute;" A Los Nocheros. "Los recuerdos no abrazan", "Amor, donde hubo fuego" y "Como puedes vivir sin mi" a Luciano Pereyra. Y hasta Madonna, la reina del pop, le grab&oacute; la balada "Ver&aacute;s". Para &eacute;l, el premio mayor de su carrera es que Armando Manzanero, uno de los m&aacute;s grandes compositores de habla hispana, cant&oacute; "Te propongo algo", la &uacute;nica canci&oacute;n que canto en su carrera de otro autor y que el propio int&eacute;rprete se lo pidiera.
Este largo raid de exitazos lo comenz&oacute; cuando escribi&oacute; su primera canci&oacute;n a Marta, su mujer, el amor de toda su vida. A quien conoci&oacute; en el colegi&oacute; secundario y lo acompa&ntilde;a desde hace 56 a&ntilde;os; la madre de sus hijos, quien siempre lo apoya, apoy&oacute; y la primera que escucha sus canciones: &ldquo;La conoc&iacute; en el colegio Mariano Saavedra de Monte Grande. Ella ten&iacute;a 15 y yo 18; est&aacute;bamos en tercer a&ntilde;o porque yo hab&iacute;a dejado .Me hab&iacute;a quedado libre en el colegio y arranqu&eacute; otra vez tres a&ntilde;os despu&eacute;s. Como ya ten&iacute;a backup, me aburr&iacute;a en las clases. Un d&iacute;a est&aacute;bamos haciendo un ejercicio de matem&aacute;tica y escucho un &lsquo;termin&eacute;&rsquo;. Era Marta. Pasa al pizarr&oacute;n, la veo pasar y me llama la atenci&oacute;n algo: como una luz en ella. Desplazaba luz, un aura. Rubia, ojos pardos. Yo era muy t&iacute;mido, no sab&iacute;a c&oacute;mo hablarle. Esa &eacute;poca era distinta, un abismo. Caminamos unas cuadras y le pregunt&eacute;: '&iquest;Podemos ser m&aacute;s que amigos?'. De aquel d&iacute;a escrib&iacute; luego una canci&oacute;n: 3 de agosto, que nunca grab&eacute;. El primer tema que escrib&iacute; en mi vida, fue para ella. Hace 56 a&ntilde;os y desde ese d&iacute;a estamos juntos. Cuando todos cre&iacute;an que ser m&uacute;sico era cosa de vagos, ella siempre me apoy&oacute;, supo que yo lo tomaba en serio. La rem&eacute; muy en dulce de leche desde siempre y ella siempre estuvo apuntal&aacute;ndome a m&iacute; lado. No hubiera podido hacer una carrera sin su apoyo. Mi familia es mi universo y te juro que no necesito nada m&aacute;s. Respiro por ellos.&rdquo; Concluy&oacute; el artista.

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Intimamente con Alejandra Rubio

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