El reconocido cantante, compositor, guitarrista autodidacta, no vidente de nacimiento y uno de los artistas más ascendentes de nuestro país, abrió su corazón en Íntimamente con Alejandra Rubio y habló de su vida, su historia, su infancia y como, pese a haber nacido ciego, es un agradecido a la vida: “Siempre fui feliz. Tuve una infancia feliz. El ser ciego de nacimiento no fue ningún impedimento. Yo no sé lo que es ver, incluso me dijeron si me quería operar y no lo hice. No era seguro, pero quizás podría ver. Soy un agradecido a la vida por todo lo que me dio. Una familia hermosa, una carrera maravillosa y el privilegio de poder trasmitir con mi voz.” Aseguró el artista que pasó de cantar a la gorra, a ser artista de la SONY, revelación en Cosquín, ganar el premio Gardel, cantar y ser nominado a los premios Grammy, grabar un disco en Los Ángeles, emocionar hasta las lágrimas al cantar el Himno Nacional antes del partido de la selección Argentina y mucho más. Un artista que no tiene techo y sabe disfrutar el camino.

 Nahuel nació en Florencio Varela, el 19 de octubre de 1990. Comenzó a tocar melodías en un teclado a los 4 años, luego lo hizo con el bajo y por último, a los 7 años, aprendió a tocar la guitarra con una técnica muy personal .Quien descubrió su ceguera fue su abuelo y, junto a sus padres, le ensenó que esa condición jamás sería un impedimento en su vida. Le ensenaron a vivir sin miedo, a correr atrás de una pelota. A asumir su realidad: “Mi abuelo fue quien noto de bebé que yo no veía. Desde ese momento él, junto a mi familia, intentaron que mi vida sea lo más normal posible. Que no tuviera miedos. Mi abuelo me llevaba a un campito y me había armado una pelota con sonido para que yo pudiera jugar. Correr y patear la pelota fue una sensación de libertad que conservé para toda la vida. Él trató siempre que supiera que no tenía límites, que mi condición de no ver no significaba nada, ningún impedimento. Recuerdo un día que volví del colegio llorando, le dije: ‘Abuelo en el colegio los chicos me dicen ciego’ y mi abuelo, lejos de compadecerse de mí, me dijo: ‘¡¡¡Si sos ciego!!! ¿Cuál es el problema?’. Parece duró, pero fue muy real. Una buena forma de prepararme para el mundo. Hoy te puedo decir que para mí ser flaco, ser rengo, ser gordo o no ver es lo mismo; es solo una característica que existe y que tenemos, pero nada más. Aprendí a verlo así. Siempre quise que me conozcan por lo que hago y no por lo que soy. Lo bueno, es que llegue a lograrlo”

Nahuel Pennisi no estudió música. La aprendió escuchando canciones, preguntando. En su familia el amor, la pobreza y la música sobraban: “La intuición para mí es todo, incluso más que el oído. Mis padres son músicos y en casa siempre había música e instrumentos. Con cuatro años ellos me dieron un bajo, que como era muy grande para mí, lo ponían sobre la cama para que no se me cayera. Aprendí a tocar ‘jugando’. Por ese modo de aprendizaje, autodidacta, toqué desde siempre con la guitarra acostada sobre mis piernas, una técnica propia. Una noche, entraron ladrones a casa y nos robaron todo, hasta mi bajo. Cuando tenía 7 años mi mamá me regaló una guitarra criolla que una amiga de la familia le obsequió y a partir de ese momento fue parte de mí. Empecé a ir a la iglesia y además de cantar canciones religiosas, cantaba folklore. Mis padres no podían creerlo porque ellos escuchaban y cantaban rock nacional. Cantaba en las fiestas familiares y siempre en mi casa había reuniones y música. Después empecé a ir a las peñas de Varela y ahí empecé a tener las primeras experiencias con el público.”
 
A Nahuel nada lo detenía, quería más y decidió empezar a tocar en la calle y convertirse en artista callejero: “Cuando estaba en segundo año del secundario empecé a tocar en la calle por unas ganas de tocar hacia toda la gente, compartir lo que me gusta con todos, y sentía que el escenario era la calle. Tenía un amigo ciego que ya lo hacía y le pedí que me llevara que yo también quería vivir esa experiencia. En mi casa creían que era solo una idea, pero antes del mes ya estaba tocando en la calle. Tenía 16 años, era muy chico y tenía muchas ambiciones. Estaba convencido de que la música era importante para mí y desde que arranqué en la calle entendí que era mi vocación. Mi vieja medio que no lo imaginaba, aunque yo varias veces le venía diciendo. Ella no se imaginaba que me fuera a animar. Un día fui al fondo de mi casa, donde estaban ellos descansando, y les dije que me iba a tocar con mi abuela, que siempre fue muy cómplice, y ellos no lo podían creer. Mi padre tuvo una reacción diferente, pero porque él es quizás más seguro, nos permite golpearnos y si tenemos que aprender algo nos invita a vivir todas las experiencias posibles, no evitarlas. Nos tomamos el bondi con mi abuela, me fui a la sombra y me puse a cantar. Fue hermoso, sentí que a la gente le gustaba lo que estaba cantando. Ese primer día me cansé muy rápido. No tenía parlantes, ni micrófono y tenía que cantar muy fuerte para que me escucharan. Me fue bien en cuanto a plata, aunque no era esa principalmente mi búsqueda, y cuando llegué a casa mis viejos entendieron que se podían morir tranquilos. Tomaron dimensión que iba a poder desenvolverme y sobrevivir. A partir de ahí fue un cambio en mi vida, decidí ser músico y acá estamos. De todas formas, desde ese día ellos se quedaron tranquilos porque supieron que el día que no estuvieran yo podría hacer algo para vivir. Me iba a saber defender en la vida. Buscar, no solo como sobrevivir, sino como ingeniármelas para lograr lo que me propusiera y ser feliz.”

Continuando con su relato, Nahuel aseguró: “Empecé en Lomas (de Zamora), después pasé por Quilmes, cerca ahí, de Varela, y después llegué a la calle Florida. La idea era compartir lo que hacía y, al mismo tiempo, era una fuente de trabajo. Iba dos veces por semana. Cantaba sin amplificación. Tenía que cantar fuerte para que me escuchasen. Luego siguieron festivales y llegué a ganar el Pre Cosquín con una canción en homenaje al Chango Nieto. Ahí llegó la tele y un día Luis Salinas me dijo: ‘Che, venite a tocar conmigo’, y ahí arranque a trabajar de forma más profesional y no paré. En 2012 grabé mi primer disco, de manera independiente, y en 2015 firmé contrato con Sony Music… Recuerdo como si fuera hoy cuando les dije a mis viejos que quería tocar en la calle, que tenía ganas de disfrutar las cosas sencillas a través de la música. El cantar en Las Vegas, en la gala de los Grammy, y recordar a los músicos de mis comienzos, fue algo que me emocionó hasta las lágrimas. La vida me sorprende día a día. Yo solo quería cantar, ser feliz con la música, esa era toda mi expectativa. Todo lo que vino después es yapa. Agradezco que la vida me sorprenda".

Y la vida lo sorprendió superando todos sus sueños. De músico callejero se convirtió en músico de escenarios. Un día llegó a participar en el Festival de la Canción de Cosquín, y años después fue la consagración de este festival de folklore. Otro día pasó de los escenarios a los estudios de grabación y no solo fue nominado a los Latin Grammy, ganó cuatro Premios Carlos Gardel  y fue convocado para cantar en una de las ceremonias de premiación los Latin Grammy. Ganó varias Gaviotas en distintos festivales en Viña del Mar y el Himno Nacional en la cancha de Boca. Otro día se convirtió en el compañero de vida de Mayra; y otro día, juntos, se convirtieron en los papás de Mateo y, unos años después, de Alma. Aquel chiquito que empezó tocando un bajo como juego, hoy se convirtió en un músico que pisa los escenarios del mundo y emociona con sus canciones.

El reconocido cantante, compositor, guitarrista autodidacta, no vidente de nacimiento y uno de los artistas m&aacute;s ascendentes de nuestro pa&iacute;s, abri&oacute; su coraz&oacute;n en &Iacute;ntimamente con Alejandra Rubio y habl&oacute; de su vida, su historia, su infancia y como, pese a haber nacido ciego, es un agradecido a la vida: &ldquo;Siempre fui feliz. Tuve una infancia feliz. El ser ciego de nacimiento no fue ning&uacute;n impedimento. Yo no s&eacute; lo que es ver, incluso me dijeron si me quer&iacute;a operar y no lo hice. No era seguro, pero quiz&aacute;s podr&iacute;a ver. Soy un agradecido a la vida por todo lo que me dio. Una familia hermosa, una carrera maravillosa y el privilegio de poder trasmitir con mi voz.&rdquo; Asegur&oacute; el artista que pas&oacute; de cantar a la gorra, a ser artista de la SONY, revelaci&oacute;n en Cosqu&iacute;n, ganar el premio Gardel, cantar y ser nominado a los premios Grammy, grabar un disco en Los &Aacute;ngeles, emocionar hasta las l&aacute;grimas al cantar el Himno Nacional antes del partido de la selecci&oacute;n Argentina y mucho m&aacute;s. Un artista que no tiene techo y sabe disfrutar el camino.
&nbsp;Nahuel naci&oacute; en Florencio Varela, el 19 de octubre de 1990. Comenz&oacute; a tocar melod&iacute;as en un teclado a los 4 a&ntilde;os, luego lo hizo con el bajo y por &uacute;ltimo, a los 7 a&ntilde;os, aprendi&oacute; a tocar la guitarra con una t&eacute;cnica muy personal .Quien descubri&oacute; su ceguera fue su abuelo y, junto a sus padres, le ensen&oacute; que esa condici&oacute;n jam&aacute;s ser&iacute;a un impedimento en su vida. Le ensenaron a vivir sin miedo, a correr atr&aacute;s de una pelota. A asumir su realidad: &ldquo;Mi abuelo fue quien noto de beb&eacute; que yo no ve&iacute;a. Desde ese momento &eacute;l, junto a mi familia, intentaron que mi vida sea lo m&aacute;s normal posible. Que no tuviera miedos. Mi abuelo me llevaba a un campito y me hab&iacute;a armado una pelota con sonido para que yo pudiera jugar. Correr y patear la pelota fue una sensaci&oacute;n de libertad que conserv&eacute; para toda la vida. &Eacute;l trat&oacute; siempre que supiera que no ten&iacute;a l&iacute;mites, que mi condici&oacute;n de no ver no significaba nada, ning&uacute;n impedimento. Recuerdo un d&iacute;a que volv&iacute; del colegio llorando, le dije: &lsquo;Abuelo en el colegio los chicos me dicen ciego&rsquo; y mi abuelo, lejos de compadecerse de m&iacute;, me dijo: &lsquo;&iexcl;&iexcl;&iexcl;Si sos ciego!!! &iquest;Cu&aacute;l es el problema?&rsquo;. Parece dur&oacute;, pero fue muy real. Una buena forma de prepararme para el mundo. Hoy te puedo decir que para m&iacute; ser flaco, ser rengo, ser gordo o no ver es lo mismo; es solo una caracter&iacute;stica que existe y que tenemos, pero nada m&aacute;s. Aprend&iacute; a verlo as&iacute;. Siempre quise que me conozcan por lo que hago y no por lo que soy. Lo bueno, es que llegue a lograrlo&rdquo;
Nahuel Pennisi no estudi&oacute; m&uacute;sica. La aprendi&oacute; escuchando canciones, preguntando. En su familia el amor, la pobreza y la m&uacute;sica sobraban: &ldquo;La intuici&oacute;n para m&iacute; es todo, incluso m&aacute;s que el o&iacute;do. Mis padres son m&uacute;sicos y en casa siempre hab&iacute;a m&uacute;sica e instrumentos. Con cuatro a&ntilde;os ellos me dieron un bajo, que como era muy grande para m&iacute;, lo pon&iacute;an sobre la cama para que no se me cayera. Aprend&iacute; a tocar &lsquo;jugando&rsquo;. Por ese modo de aprendizaje, autodidacta, toqu&eacute; desde siempre con la guitarra acostada sobre mis piernas, una t&eacute;cnica propia. Una noche, entraron ladrones a casa y nos robaron todo, hasta mi bajo. Cuando ten&iacute;a 7 a&ntilde;os mi mam&aacute; me regal&oacute; una guitarra criolla que una amiga de la familia le obsequi&oacute; y a partir de ese momento fue parte de m&iacute;. Empec&eacute; a ir a la iglesia y adem&aacute;s de cantar canciones religiosas, cantaba folklore. Mis padres no pod&iacute;an creerlo porque ellos escuchaban y cantaban rock nacional. Cantaba en las fiestas familiares y siempre en mi casa hab&iacute;a reuniones y m&uacute;sica. Despu&eacute;s empec&eacute; a ir a las pe&ntilde;as de Varela y ah&iacute; empec&eacute; a tener las primeras experiencias con el p&uacute;blico.&rdquo; &nbsp; A Nahuel nada lo deten&iacute;a, quer&iacute;a m&aacute;s y decidi&oacute; empezar a tocar en la calle y convertirse en artista callejero: &ldquo;Cuando estaba en segundo a&ntilde;o del secundario empec&eacute; a tocar en la calle por unas ganas de tocar hacia toda la gente, compartir lo que me gusta con todos, y sent&iacute;a que el escenario era la calle. Ten&iacute;a un amigo ciego que ya lo hac&iacute;a y le ped&iacute; que me llevara que yo tambi&eacute;n quer&iacute;a vivir esa experiencia. En mi casa cre&iacute;an que era solo una idea, pero antes del mes ya estaba tocando en la calle. Ten&iacute;a 16 a&ntilde;os, era muy chico y ten&iacute;a muchas ambiciones. Estaba convencido de que la m&uacute;sica era importante para m&iacute; y desde que arranqu&eacute; en la calle entend&iacute; que era mi vocaci&oacute;n. Mi vieja medio que no lo imaginaba, aunque yo varias veces le ven&iacute;a diciendo. Ella no se imaginaba que me fuera a animar. Un d&iacute;a fui al fondo de mi casa, donde estaban ellos descansando, y les dije que me iba a tocar con mi abuela, que siempre fue muy c&oacute;mplice, y ellos no lo pod&iacute;an creer. Mi padre tuvo una reacci&oacute;n diferente, pero porque &eacute;l es quiz&aacute;s m&aacute;s seguro, nos permite golpearnos y si tenemos que aprender algo nos invita a vivir todas las experiencias posibles, no evitarlas. Nos tomamos el bondi con mi abuela, me fui a la sombra y me puse a cantar. Fue hermoso, sent&iacute; que a la gente le gustaba lo que estaba cantando. Ese primer d&iacute;a me cans&eacute; muy r&aacute;pido. No ten&iacute;a parlantes, ni micr&oacute;fono y ten&iacute;a que cantar muy fuerte para que me escucharan. Me fue bien en cuanto a plata, aunque no era esa principalmente mi b&uacute;squeda, y cuando llegu&eacute; a casa mis viejos entendieron que se pod&iacute;an morir tranquilos. Tomaron dimensi&oacute;n que iba a poder desenvolverme y sobrevivir. A partir de ah&iacute; fue un cambio en mi vida, decid&iacute; ser m&uacute;sico y ac&aacute; estamos. De todas formas, desde ese d&iacute;a ellos se quedaron tranquilos porque supieron que el d&iacute;a que no estuvieran yo podr&iacute;a hacer algo para vivir. Me iba a saber defender en la vida. Buscar, no solo como sobrevivir, sino como ingeni&aacute;rmelas para lograr lo que me propusiera y ser feliz.&rdquo;
Continuando con su relato, Nahuel asegur&oacute;: &ldquo;Empec&eacute; en Lomas (de Zamora), despu&eacute;s pas&eacute; por Quilmes, cerca ah&iacute;, de Varela, y despu&eacute;s llegu&eacute; a la calle Florida. La idea era compartir lo que hac&iacute;a y, al mismo tiempo, era una fuente de trabajo. Iba dos veces por semana. Cantaba sin amplificaci&oacute;n. Ten&iacute;a que cantar fuerte para que me escuchasen. Luego siguieron festivales y llegu&eacute; a ganar el Pre Cosqu&iacute;n con una canci&oacute;n en homenaje al Chango Nieto. Ah&iacute; lleg&oacute; la tele y un d&iacute;a Luis Salinas me dijo: &lsquo;Che, venite a tocar conmigo&rsquo;, y ah&iacute; arranque a trabajar de forma m&aacute;s profesional y no par&eacute;. En 2012 grab&eacute; mi primer disco, de manera independiente, y en 2015 firm&eacute; contrato con Sony Music&hellip; Recuerdo como si fuera hoy cuando les dije a mis viejos que quer&iacute;a tocar en la calle, que ten&iacute;a ganas de disfrutar las cosas sencillas a trav&eacute;s de la m&uacute;sica. El cantar en Las Vegas, en la gala de los Grammy, y recordar a los m&uacute;sicos de mis comienzos, fue algo que me emocion&oacute; hasta las l&aacute;grimas. La vida me sorprende d&iacute;a a d&iacute;a. Yo solo quer&iacute;a cantar, ser feliz con la m&uacute;sica, esa era toda mi expectativa. Todo lo que vino despu&eacute;s es yapa. Agradezco que la vida me sorprenda".
Y la vida lo sorprendi&oacute; superando todos sus sue&ntilde;os. De m&uacute;sico callejero se convirti&oacute; en m&uacute;sico de escenarios. Un d&iacute;a lleg&oacute; a participar en el Festival de la Canci&oacute;n de Cosqu&iacute;n, y a&ntilde;os despu&eacute;s fue la consagraci&oacute;n de este festival de folklore. Otro d&iacute;a pas&oacute; de los escenarios a los estudios de grabaci&oacute;n y no solo fue nominado a los Latin Grammy, gan&oacute; cuatro Premios Carlos Gardel &nbsp;y fue convocado para cantar en una de las ceremonias de premiaci&oacute;n los Latin Grammy. Gan&oacute; varias Gaviotas en distintos festivales en Vi&ntilde;a del Mar y el Himno Nacional en la cancha de Boca. Otro d&iacute;a se convirti&oacute; en el compa&ntilde;ero de vida de Mayra; y otro d&iacute;a, juntos, se convirtieron en los pap&aacute;s de Mateo y, unos a&ntilde;os despu&eacute;s, de Alma. Aquel chiquito que empez&oacute; tocando un bajo como juego, hoy se convirti&oacute; en un m&uacute;sico que pisa los escenarios del mundo y emociona con sus canciones.

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Intimamente con Alejandra Rubio

Todos los sábados de 22 a 23 hs. con la conducción de Alejandra Rubio.

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