Lee Hebreos 4:14–5:10

En el antiguo Israel, el sacerdote ocupaba un puesto de gran estima. Solo el sacerdote podía tocar las cosas santas. El sacerdote vestía ropa especial. Y el sumo sacerdote era el único al que se le permitía entrar en el Lugar Santísimo, el santuario interior del tabernáculo o templo. Pero tan importante como era esta posición, era solo una sombra de lo que vendría a través de Jesucristo.

            El libro de Hebreos fue escrito para un grupo de judíos cristianos que estaban sufriendo por su fe. Debido a esto, muchos estaban contemplando volver al judaísmo e incluso abandonar por completo su fe en Jesucristo. Para animarlos a mantener el rumbo, el autor de Hebreos muestra cómo Jesucristo no solo cumplió sus expectativas, sino que las superó.

            Primero, Jesucristo es nuestro “gran sumo sacerdote” (Hebreos 4:14). Uno de los trabajos principales del sumo sacerdote era ofrecer "ofrendas y sacrificios por los pecados" (5:1). El problema con los sacrificios en el Antiguo Testamento era que nunca eran permanentes. Tenían que ser ofrecidos año tras año (10:1). Estos sacrificios apuntaban hacia lo que sería un sacrificio final y mucho mayor. Jesucristo ofreció su propia carne y sangre, un sacrificio que sería bueno para siempre (10:10–12).

            En segundo lugar, Jesucristo cumplió el papel de sacerdote al hacer oraciones y peticiones por la gente. A diferencia de los sacerdotes terrenales, Jesucristo tiene acceso completo a Dios Padre. Él “subió al cielo” y está sentado a la diestra del Padre (4:14). Además, comprende perfectamente nuestras debilidades humanas y puede representarnos bien al Padre (4:15). Él ora regularmente por nosotros como el representante perfecto (7:25). Jesucristo es el cumplimiento de todo lo que anticipó el oficio de sumo sacerdote.
A veces nos desanimamos por nuestra incapacidad de seguir fielmente a Dios.

Debemos consolarnos al saber que tenemos un sacerdote perfecto, Jesucristo, que ofreció el máximo sacrificio por nuestro pecado, que se compadece de nuestra debilidad y que intercede por nosotros ante el Padre.

Lee <a href="https://www.biblegateway.com/passage/?search=Hebreos+4%3A14%E2%80%935%3A10&amp;version=NVI">Hebreos 4:14&ndash;5:10</a>
En el antiguo Israel, el sacerdote ocupaba un puesto de gran estima. Solo el sacerdote pod&iacute;a tocar las cosas santas. El sacerdote vest&iacute;a ropa especial. Y el sumo sacerdote era el &uacute;nico al que se le permit&iacute;a entrar en el Lugar Sant&iacute;simo, el santuario interior del tabern&aacute;culo o templo. Pero tan importante como era esta posici&oacute;n, era solo una sombra de lo que vendr&iacute;a a trav&eacute;s de Jesucristo.
&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp; El libro de Hebreos fue escrito para un grupo de jud&iacute;os cristianos que estaban sufriendo por su fe. Debido a esto, muchos estaban contemplando volver al juda&iacute;smo e incluso abandonar por completo su fe en Jesucristo. Para animarlos a mantener el rumbo, el autor de Hebreos muestra c&oacute;mo Jesucristo no solo cumpli&oacute; sus expectativas, sino que las super&oacute;.
&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp; Primero, Jesucristo es nuestro &ldquo;gran sumo sacerdote&rdquo; (<a href="https://www.biblegateway.com/passage/?search=Hebreos+4%3A14&amp;version=NVI">Hebreos 4:14</a>). Uno de los trabajos principales del sumo sacerdote era ofrecer "ofrendas y sacrificios por los pecados" (5:1). El problema con los sacrificios en el Antiguo Testamento era que nunca eran permanentes. Ten&iacute;an que ser ofrecidos a&ntilde;o tras a&ntilde;o (10:1). Estos sacrificios apuntaban hacia lo que ser&iacute;a un sacrificio final y mucho mayor. Jesucristo ofreci&oacute; su propia carne y sangre, un sacrificio que ser&iacute;a bueno para siempre (10:10&ndash;12).
&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp; En segundo lugar, Jesucristo cumpli&oacute; el papel de sacerdote al hacer oraciones y peticiones por la gente. A diferencia de los sacerdotes terrenales, Jesucristo tiene acceso completo a Dios Padre. &Eacute;l &ldquo;subi&oacute; al cielo&rdquo; y est&aacute; sentado a la diestra del Padre (4:14). Adem&aacute;s, comprende perfectamente nuestras debilidades humanas y puede representarnos bien al Padre (4:15). &Eacute;l ora regularmente por nosotros como el representante perfecto (7:25). Jesucristo es el cumplimiento de todo lo que anticip&oacute; el oficio de sumo sacerdote.
<ul>
<li>A veces nos desanimamos por nuestra incapacidad de seguir fielmente a Dios.</li>
</ul>
Debemos consolarnos al saber que tenemos un sacerdote perfecto, Jesucristo, que ofreci&oacute; el m&aacute;ximo sacrificio por nuestro pecado, que se compadece de nuestra debilidad y que intercede por nosotros ante el Padre.

Un estudio bíblico devocional diario del Instituto Bíblico Moody.

Un estudio b&iacute;blico devocional diario del Instituto B&iacute;blico Moody.

Hoy en la palabra

Un estudio b&iacute;blico devocional diario del Instituto B&iacute;blico Moody.

Advertisement