Lee Jeremías 5:20–31

Ahondar en nuestro pecado es como pelar una cebolla. Nunca terminamos, siempre parece haber otra capa. Y, cuantas más capas se revelan, más reconocemos las profundidades de nuestro pecado y nuestra incapacidad para ayudarnos a nosotros mismos. Como dijo Jeremías más adelante en el libro: “Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio” (17:9).

Tristemente, el pelado de la cebolla del pecado de Judá por parte de Jeremías no produjo lágrimas de arrepentimiento. Las cosas definitivamente no fueron como deberían haber sido (vv. 21–25). Lo que debió haber estado sucediendo fue asombro, reverencia, miedo, temblor, gratitud y adoración. Así como la naturaleza se mantiene dentro de sus límites divinamente establecidos, la gente debe saber cómo actuar hacia Dios. Pero Judá estaba actuando de manera espiritualmente ciega y sorda, insensata, obstinada y rebelde. “se ha[bía] descarriado” del camino de la justicia (v. 23). Dios había planeado bendecirlos, pero su pecado continuo los estaba privando del bien que Él pretendía (v. 25).

La siguiente capa fue aún peor (vv. 26–29). El simple hecho de rebelarse no fue suficiente para algunos malhechores. Pusieron trampas a los demás. Se hicieron ricos y poderosos a través del engaño y la explotación. En oposición a la justicia bíblica, que busca el bien de los demás, especialmente de los que no tienen poder ni voz (Deuteronomio 10:17–19; Santiago 1:27), solo se preocupaban por sí mismos. “Sus obras de maldad no tienen límite” (v. 28). Ellos merecían el castigo de Dios, de hecho, Dios lo tomó como algo personal: “¿No he de vengarme de semejante nación?” (v. 29).

Otra capa más: ¿qué tan bajo podría llegar? (vv. 30–31). “Espantoso” y “terrible” son las únicas palabras apropiadas. Los profetas dijeron mentiras en lugar de la verdad, los sacerdotes ministraron con su propia autoridad en lugar de la de Dios y, lo que es más terrible, “y a mi pueblo así le gusta” (v. 31 LBLA).

Lectura ampliada: Jeremías 5–6
Los “acomodados y pulcros” de la época de Jeremías no hablaron por los pobres o los huérfanos (v. 28). ¿Qué pasa con nosotros? ¿En qué parte de nuestras vidas estamos defendiendo la justicia bíblica?

Lee <a href="https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jerem%C3%ADas+5%3A20%E2%80%9331&amp;version=NVI">Jerem&iacute;as 5:20&ndash;31</a>
Ahondar en nuestro pecado es como pelar una cebolla. Nunca terminamos, siempre parece haber otra capa. Y, cuantas m&aacute;s capas se revelan, m&aacute;s reconocemos las profundidades de nuestro pecado y nuestra incapacidad para ayudarnos a nosotros mismos. Como dijo Jerem&iacute;as m&aacute;s adelante en el libro: &ldquo;Nada hay tan enga&ntilde;oso como el coraz&oacute;n. No tiene remedio&rdquo; (17:9).
Tristemente, el pelado de la cebolla del pecado de Jud&aacute; por parte de Jerem&iacute;as no produjo l&aacute;grimas de arrepentimiento. Las cosas definitivamente no fueron como deber&iacute;an haber sido (vv. 21&ndash;25). Lo que debi&oacute; haber estado sucediendo fue asombro, reverencia, miedo, temblor, gratitud y adoraci&oacute;n. As&iacute; como la naturaleza se mantiene dentro de sus l&iacute;mites divinamente establecidos, la gente debe saber c&oacute;mo actuar hacia Dios. Pero Jud&aacute; estaba actuando de manera espiritualmente ciega y sorda, insensata, obstinada y rebelde. &ldquo;se ha[b&iacute;a] descarriado&rdquo; del camino de la justicia (v. 23). Dios hab&iacute;a planeado bendecirlos, pero su pecado continuo los estaba privando del bien que &Eacute;l pretend&iacute;a (v. 25).
La siguiente capa fue a&uacute;n peor (vv. 26&ndash;29). El simple hecho de rebelarse no fue suficiente para algunos malhechores. Pusieron trampas a los dem&aacute;s. Se hicieron ricos y poderosos a trav&eacute;s del enga&ntilde;o y la explotaci&oacute;n. En oposici&oacute;n a la justicia b&iacute;blica, que busca el bien de los dem&aacute;s, especialmente de los que no tienen poder ni voz (<a href="https://www.biblegateway.com/passage/?search=Deuteronomio+10%3A17%E2%80%9319&amp;version=NVI">Deuteronomio 10:17&ndash;19</a>; <a href="https://www.biblegateway.com/passage/?search=Santiago+1%3A27&amp;version=NVI">Santiago 1:27</a>), solo se preocupaban por s&iacute; mismos. &ldquo;Sus obras de maldad no tienen l&iacute;mite&rdquo; (v. 28). Ellos merec&iacute;an el castigo de Dios, de hecho, Dios lo tom&oacute; como algo personal: &ldquo;&iquest;No he de vengarme de semejante naci&oacute;n?&rdquo; (v. 29).
Otra capa m&aacute;s: &iquest;qu&eacute; tan bajo podr&iacute;a llegar? (vv. 30&ndash;31). &ldquo;Espantoso&rdquo; y &ldquo;terrible&rdquo; son las &uacute;nicas palabras apropiadas. Los profetas dijeron mentiras en lugar de la verdad, los sacerdotes ministraron con su propia autoridad en lugar de la de Dios y, lo que es m&aacute;s terrible, &ldquo;y a mi pueblo as&iacute; le gusta&rdquo; (v. 31 LBLA).
Lectura ampliada: <a href="https://www.biblegateway.com/passage/?search=Jerem%C3%ADas+5%E2%80%936&amp;version=NVI">Jerem&iacute;as 5&ndash;6</a>
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<li>Los &ldquo;acomodados y pulcros&rdquo; de la &eacute;poca de Jerem&iacute;as no hablaron por los pobres o los hu&eacute;rfanos (v. 28). &iquest;Qu&eacute; pasa con nosotros? &iquest;En qu&eacute; parte de nuestras vidas estamos defendiendo la justicia b&iacute;blica?</li>
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Un estudio bíblico devocional diario del Instituto Bíblico Moody.

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