Lee Salmos 130–131

Ser humano es sufrir. Esto también es cierto para los creyentes. No solo sufrimos los dolores y aflicciones normales comunes a todas las personas, sino que Jesús prometió que también podríamos sufrir debido a nuestra lealtad a Él (Juan 15:18). Jesús no prometió quitar nuestros sufrimientos en esta vida. El autor George Mac Donald lo expresó de esta manera: “El Hijo de Dios padeció hasta la muerte, no para que los hombres no sufrieran, sino para que los sufrimientos de ellos fueran como los de Él”.

El Salmo 130 comienza con el clamor angustioso: “A ti, SEÑOR, elevo mi clamor desde las profundidades del abismo” (v. 1). Las profundidades descritas aquí por el salmista son cualquier lugar que se sienta desesperado. El salmista no trata de esconder su sufrimiento o fingir que no está pasando. Al contrario, acepta su realidad al mismo tiempo que abraza la realidad de Dios. En su momento de necesidad, se vuelve a Dios y pide misericordia (v. 2).

El salmista reconoce que algunos sufrimientos son el resultado del pecado. Ya que todos han pecado, Dios estaría justificado al permitir que el sufrimiento sea nuestra experiencia principal tanto en esta vida como en la venidera. Pero el salmista conoce algo más acerca de Dios. Dios se deleita en perdonar (v. 4). Dios abrió un camino para que las personas fueran perdonadas a través de la muerte y resurrección del Señor Jesús. Cuando se escribió este salmo, la cruz era un evento futuro. Sin embargo, el sistema de sacrificios lo señalaba.

A veces, cuando sufrimos, podemos preguntarnos: “¿Qué podemos hacer?” El salmista nos dice que hay algo que podemos hacer... esperar (vv. 5–6). Esperar no es una respuesta pasiva; es una expresión de esperanza en Dios. Esperamos mientras reconocemos que Dios tiene el control.
Hoy, sea lo que sea que estés esperando, sea cual sea la situación en la que te encuentres, debes saber que Dios está en el trono. Puedes estar seguro, “Porque en él hay amor inagotable; en él hay plena redención.” (v. 7).

Lee <a href="https://www.biblegateway.com/passage/?search=Salmos+130%E2%80%93131&amp;version=NVI">Salmos 130&ndash;131</a>
Ser humano es sufrir. Esto tambi&eacute;n es cierto para los creyentes. No solo sufrimos los dolores y aflicciones normales comunes a todas las personas, sino que Jes&uacute;s prometi&oacute; que tambi&eacute;n podr&iacute;amos sufrir debido a nuestra lealtad a &Eacute;l (Juan 15:18). Jes&uacute;s no prometi&oacute; quitar nuestros sufrimientos en esta vida. El autor George Mac Donald lo expres&oacute; de esta manera: &ldquo;El Hijo de Dios padeci&oacute; hasta la muerte, no para que los hombres no sufrieran, sino para que los sufrimientos de ellos fueran como los de &Eacute;l&rdquo;.
El Salmo 130 comienza con el clamor angustioso: &ldquo;A ti,&nbsp;SE&Ntilde;OR, elevo mi clamor desde las profundidades del abismo&rdquo; (v. 1). Las profundidades descritas aqu&iacute; por el salmista son cualquier lugar que se sienta desesperado. El salmista no trata de esconder su sufrimiento o fingir que no est&aacute; pasando. Al contrario, acepta su realidad al mismo tiempo que abraza la realidad de Dios. En su momento de necesidad, se vuelve a Dios y pide misericordia (v. 2).
El salmista reconoce que algunos sufrimientos son el resultado del pecado. Ya que todos han pecado, Dios estar&iacute;a justificado al permitir que el sufrimiento sea nuestra experiencia principal tanto en esta vida como en la venidera. Pero el salmista conoce algo m&aacute;s acerca de Dios. Dios se deleita en perdonar (v. 4). Dios abri&oacute; un camino para que las personas fueran perdonadas a trav&eacute;s de la muerte y resurrecci&oacute;n del Se&ntilde;or Jes&uacute;s. Cuando se escribi&oacute; este salmo, la cruz era un evento futuro. Sin embargo, el sistema de sacrificios lo se&ntilde;alaba.
A veces, cuando sufrimos, podemos preguntarnos: &ldquo;&iquest;Qu&eacute; podemos hacer?&rdquo; El salmista nos dice que hay algo que podemos hacer... esperar (vv. 5&ndash;6). Esperar no es una respuesta pasiva; es una expresi&oacute;n de esperanza en Dios. Esperamos mientras reconocemos que Dios tiene el control.
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<li>Hoy, sea lo que sea que est&eacute;s esperando, sea cual sea la situaci&oacute;n en la que te encuentres, debes saber que Dios est&aacute; en el trono. Puedes estar seguro, &ldquo;Porque en &eacute;l hay amor inagotable; en &eacute;l hay plena redenci&oacute;n.&rdquo; (v. 7).</li>
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Un estudio bíblico devocional diario del Instituto Bíblico Moody.

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