¿Alguna vez has escuchado el dicho: “al que madruga, Dios le ayuda” o “no juzgues un libro por su portada”? Los proverbios son dichos breves y concisos que contienen una verdad más amplia. Lo mismo ocurre con los proverbios bíblicos, pero su propósito es un poco más profundo. En las Escrituras, los proverbios invitan a los lectores a volverse sabios al reflexionar sobre sus palabras.
Salomón, quien muchos dicen es el autor de Eclesiastés, también fue el autor del libro de Proverbios. Salomón le había pedido sabiduría a Dios (1 Reyes 3:1; 4:29), y comparte gran parte de ese sabio consejo en forma de proverbios. Al leer cada proverbio breve, podemos preguntarnos: ¿Qué significa esta ilustración en sentido literal? ¿Qué punto sobre la vida y la sabiduría podría estar señalando el Maestro? ¿En qué otro lugar de la Biblia encuentro esta misma enseñanza?
Por ejemplo, en el capítulo 10, versículo uno, el Maestro dice: “Las moscas muertas apestan y echan a perder el perfume. Así mismo pesa más una pequeña necedad que la sabiduría y la honra juntas”. Aquí nos dice que incluso un pequeño paso en falso puede tener un efecto dramático. Considera cómo una mala acción, una vez descubierta, puede ser suficiente para manchar la reputación de alguien. El proverbio nos recuerda que no se debe tolerar la necedad o el pecado.
Exalta la virtud de una reacción tranquila ante las acusaciones: “Si el ánimo del gobernante se exalta contra ti, no abandones tu puesto. La tranquilidad es el remedio para los grandes errores” (v. 4). Un consejo similar se encuentra en el libro de Proverbios: “La respuesta amable calma la ira, pero la agresiva provoca el enojo” (15:1). Si bien estos proverbios pueden parecer no relacionados a primera vista, están construyendo un retrato de lo que significa ser sabio. ¿Cómo sería si siguiéramos este consejo en las situaciones ordinarias de la vida?
Ora con nosotros
A medida que nos acercamos al final de nuestro estudio, oramos para que las lecciones y la sabiduría de Eclesiastés permanezcan con nosotros, Señor, que ardan en nuestros corazones y nos impulsen a aplicar estas verdades a nuestra vida diaria “bajo el sol”.