Hoy en la palabraUn estudio publicado en 2023 concluyó que “los adultos casados son los más felices”. Las personas casadas superaron significativamente los niveles de felicidad o bienestar informados por aquellos que nunca se habían casado, estaban divorciados o vivían juntos sin estar casados.
En Eclesiastés, el Maestro continúa celebrando las cosas buenas que Dios nos ha dado en esta vida “bajo el sol” (v. 9). Celebra ocasiones especiales: “¡Anda, come tu pan con gozo!” (v. 7). Alienta el trabajo significativo: “Y todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño” (v. 10). Ya que la vida es incierta y el mal es poderoso en esta tierra (vv. 13–16), los dones de Dios nos dan consuelo y nos recuerdan Su propósito para nuestras vidas.
El matrimonio es uno de esos dones (v. 9). El amor, la unidad, el compañerismo y la intimidad en un matrimonio saludable y centrado en Cristo pueden ayudarnos a navegar mejor en un mundo trastornado por el pecado y la muerte. Por supuesto, el matrimonio también ha sufrido los efectos nocivos del pecado. Cuando los fariseos se acercaron a Jesús sobre las legalidades del divorcio, Jesús respondió señalando la intención creadora de Dios: “al principio el Creador 'los hizo varón y hembra', y dijo: 'Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre, y será unido a su mujer, y los dos serán una sola carne'? Así que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, que nadie lo separe” (Mateo 19:4–6).
El Maestro, una vez más recordándonos la creación perfecta de Dios en Génesis 2, presenta una relación matrimonial que nos recuerda el reino venidero, donde no habrá pecado ni muerte. El matrimonio muestra al mundo que nos rodea una imagen, aunque incompleta, de la realidad del amor, la unidad, el compañerismo y la intimidad de Cristo con la propia novia de Cristo, la iglesia.
- ¿Cómo puede un matrimonio saludable ser modelo del evangelio y al mismo tiempo ayudar a las personas a navegar en un mundo plagado de pecado?
Ora con nosotros
Dios Todopoderoso, nuestros corazones están llenos de gratitud por Tus dones. Oramos para que, en medio de los constantes cambios del mundo, nuestros corazones estén fijos en Ti, donde se puede encontrar el verdadero amor, el gozo, la fe, la paz y el contentamiento, regalos preciosos que anhelamos.
