Lee Gálatas 1:17–24

La práctica de exigir que un testigo jure honestidad probablemente data de la época romana. La sección de Gálatas de hoy se lee casi como un testimonio en un tribunal. Pablo se está defendiendo de aquellos que han tratado de desacreditarlo y lo han acusado de predicar un evangelio falso, inventado por el hombre.

Después de testificar de su conversión radical y su llamado (vv. 11–16), Pablo cuenta acerca de su viaje posterior. Explica que “tampoco [subió] a Jerusalén” (v. 17). No buscó urgentemente la aprobación y la tutela de los apóstoles establecidos. No la necesitaba. En cambio, basado en el llamado directo de Dios, fue a Arabia y luego regresó a Damasco, el lugar de su conversión. Pablo puede haber tenido comunión con Dios en el desierto como lo hicieron Moisés, Elías y Jesús. Luego comenzó su ministerio evangélico a los gentiles (Hechos 9:19–25).

Durante tres años, Pablo sirvió de manera independiente. Luego, finalmente, visitó a Cefas (Pedro) en Jerusalén. Pedro era un líder de la iglesia en Jerusalén, y sin duda compartió con Pablo los relatos de primera mano de la vida, el ministerio, la muerte y la resurrección de Jesús, durante quince días. El único otro apóstol que Pablo vio en ese viaje fue Santiago (vv. 18–19; ver también Hechos 9:26–30).

En el versículo 20, Pablo hace el juramento de testigo. Está diciendo la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Y está implorando a sus lectores que crean en este testimonio. Desde Jerusalén, Pablo fue a Siria y Cilicia (la ubicación de Tarso, de donde era Pablo) y disfrutó de un ministerio evangélico fructífero, tanto que las iglesias de toda Judea se enteraron de ello y se regocijaron (vv. 23–24).
Los pastores y maestros de la Biblia desempeñan un papel importante en nuestro discipulado. Sin embargo, siempre debemos someternos primero a la Palabra de Dios. ¿Hay alguna manera de elevar las enseñanzas de alguien por encima de la revelación directa de Dios?

Ora con nosotros

Jesús, Salvador, gracias por la maravilla de traer a un pecador a salvación y convertirlo en un apóstol ardiente. Enséñanos con el ejemplo de Pablo a siempre mirarte, escuchar Tus palabras y verte como eres.

Lee <a href="https://www.biblegateway.com/passage/?search=G%C3%A1latas%201%3A17%E2%80%9324&amp;version=NVI">Gálatas 1:17–24</a>
La práctica de exigir que un testigo jure honestidad probablemente data de la época romana. La sección de Gálatas de hoy se lee casi como un testimonio en un tribunal. Pablo se está defendiendo de aquellos que han tratado de desacreditarlo y lo han acusado de predicar un evangelio falso, inventado por el hombre.
Después de testificar de su conversión radical y su llamado (vv. 11–16), Pablo cuenta acerca de su viaje posterior. Explica que “tampoco [subió] a Jerusalén” (v. 17). No buscó urgentemente la aprobación y la tutela de los apóstoles establecidos. No la necesitaba. En cambio, basado en el llamado directo de Dios, fue a Arabia y luego regresó a Damasco, el lugar de su conversión. Pablo puede haber tenido comunión con Dios en el desierto como lo hicieron Moisés, Elías y Jesús. Luego comenzó su ministerio evangélico a los gentiles (<a href="https://www.biblegateway.com/passage/?search=Hechos%209%3A19%E2%80%9325&amp;version=NVI">Hechos 9:19–25</a>).
Durante tres años, Pablo sirvió de manera independiente. Luego, finalmente, visitó a Cefas (Pedro) en Jerusalén. Pedro era un líder de la iglesia en Jerusalén, y sin duda compartió con Pablo los relatos de primera mano de la vida, el ministerio, la muerte y la resurrección de Jesús, durante quince días. El único otro apóstol que Pablo vio en ese viaje fue Santiago (vv. 18–19; ver también <a href="https://www.biblegateway.com/passage/?search=Hechos%209%3A26%E2%80%9330&amp;version=NVI">Hechos 9:26–30</a>).
En el versículo 20, Pablo hace el juramento de testigo. Está diciendo la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Y está implorando a sus lectores que crean en este testimonio. Desde Jerusalén, Pablo fue a Siria y Cilicia (la ubicación de Tarso, de donde era Pablo) y disfrutó de un ministerio evangélico fructífero, tanto que las iglesias de toda Judea se enteraron de ello y se regocijaron (vv. 23–24).
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<li>Los pastores y maestros de la Biblia desempeñan un papel importante en nuestro discipulado. Sin embargo, siempre debemos someternos primero a la Palabra de Dios. ¿Hay alguna manera de elevar las enseñanzas de alguien por encima de la revelación directa de Dios?</li>
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Ora con nosotros
Jesús, Salvador, gracias por la maravilla de traer a un pecador a salvación y convertirlo en un apóstol ardiente. Enséñanos con el ejemplo de Pablo a siempre mirarte, escuchar Tus palabras y verte como eres.

Un estudio bíblico devocional diario del Instituto Bíblico Moody.

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Hoy en la palabra

Un estudio b&iacute;blico devocional diario del Instituto B&iacute;blico Moody.

La práctica de exigir que un testigo jure honestidad probablemente data de la época romana. La sección de Gálatas de hoy se lee casi como un testimonio en un tribunal.

EL EVANGELIO DE DIOS

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