Lee 2 Samuel 12:1–24

¿Cómo corrige una persona a un rey? Tal vez, la mejor manera sea lograr que se condene a sí mismo. En 2 Samuel 12:1, el profeta Natán aparece ante David con una pequeña introducción. El Señor lo había enviado y le contó a David una historia sobre un hombre rico y un hombre pobre. La imagen del rico matando a la “ovejita” del pobre despertó empatía en el corazón del antiguo pastor. David estalló, “¡quien hizo esto merece la muerte!” (v. 5).

Al condenar al rico, David se condenó a sí mismo. Natán señaló: “¡Tú eres ese hombre!” (v. 7). David había pecado contra un hombre menos afortunado haciendo lo malo ante los ojos de Dios (v. 9). El Señor le había dado todo a David, pero en lugar de estar satisfecho, persiguió más, incluso cosas que no eran suyas.

Las consecuencias fueron graves para David, Betsabé y su hijo. La tragedia vendría de su propia casa. Sus esposas serían entregadas a otro hombre. Y su hijo moriría, lo que plantea preguntas al lector con respecto al Pacto Davídico (2 Samuel 7). ¿Cómo perduraría la dinastía de David?

La respuesta de David a la reprimenda del Señor es significativa. Expresa remordimiento inmediato y completo, en claro contraste con Saúl, quien había confesado (1 Samuel 15:24, 30), pero solo después de la tergiversar y argumentar. Natán tranquilizó a David: “El SEÑOR ha perdonado ya tu pecado” (v.13). La implicación es posicional. El pecado fue quitado, llevado lejos.

Pero a pesar de que el arrepentimiento de David fue genuino y el perdón de Dios completo, el primer hijo de David y Betsabé murió (v. 18). Esto fue una consecuencia del pecado, no un castigo por él. David consoló a “su esposa” Betsabé; en particular, ya no se le consideraba la esposa de Urías. Y pronto tienen otro hijo, Salomón, a quien el Señor ama.

Cuando pecamos y confesamos nuestro pecado, podemos experimentar el perdón y la restauración de Dios. Sin embargo, también debemos vivir con las consecuencias de ese pecado. La historia de David es un recordatorio de que nunca debemos tomar el pecado a la ligera.

Lee <a href="https://www.biblegateway.com/passage/?search=2+Samuel+12%3A1%E2%80%9324&amp;version=NVI">2 Samuel 12:1&ndash;24</a>
&iquest;C&oacute;mo corrige una persona a un rey? Tal vez, la mejor manera sea lograr que se condene a s&iacute; mismo. En <a href="https://www.biblegateway.com/passage/?search=2+Samuel+12%3A1&amp;version=NVI">2 Samuel 12:1</a>, el profeta Nat&aacute;n aparece ante David con una peque&ntilde;a introducci&oacute;n. El Se&ntilde;or lo hab&iacute;a enviado y le cont&oacute; a David una historia sobre un hombre rico y un hombre pobre. La imagen del rico matando a la &ldquo;ovejita&rdquo; del pobre despert&oacute; empat&iacute;a en el coraz&oacute;n del antiguo pastor. David estall&oacute;, &ldquo;&iexcl;quien hizo esto merece la muerte!&rdquo; (v. 5).
Al condenar al rico, David se conden&oacute; a s&iacute; mismo. Nat&aacute;n se&ntilde;al&oacute;: &ldquo;&iexcl;T&uacute; eres ese hombre!&rdquo; (v. 7). David hab&iacute;a pecado contra un hombre menos afortunado haciendo lo malo ante los ojos de Dios (v. 9). El Se&ntilde;or le hab&iacute;a dado todo a David, pero en lugar de estar satisfecho, persigui&oacute; m&aacute;s, incluso cosas que no eran suyas.
Las consecuencias fueron graves para David, Betsab&eacute; y su hijo. La tragedia vendr&iacute;a de su propia casa. Sus esposas ser&iacute;an entregadas a otro hombre. Y su hijo morir&iacute;a, lo que plantea preguntas al lector con respecto al Pacto Dav&iacute;dico (<a href="https://www.biblegateway.com/passage/?search=2+Samuel+7&amp;version=NVI">2 Samuel 7</a>). &iquest;C&oacute;mo perdurar&iacute;a la dinast&iacute;a de David?
La respuesta de David a la reprimenda del Se&ntilde;or es significativa. Expresa remordimiento inmediato y completo, en claro contraste con Sa&uacute;l, quien hab&iacute;a confesado (<a href="https://www.biblegateway.com/passage/?search=1+Samuel+15%3A24%2C+30&amp;version=NVI">1 Samuel 15:24, 30</a>), pero solo despu&eacute;s de la tergiversar y argumentar. Nat&aacute;n tranquiliz&oacute; a David: &ldquo;El SE&Ntilde;OR ha perdonado ya tu pecado&rdquo; (v.13). La implicaci&oacute;n es posicional. El pecado fue quitado, llevado lejos.
Pero a pesar de que el arrepentimiento de David fue genuino y el perd&oacute;n de Dios completo, el primer hijo de David y Betsab&eacute; muri&oacute; (v. 18). Esto fue una consecuencia del pecado, no un castigo por &eacute;l. David consol&oacute; a &ldquo;su esposa&rdquo; Betsab&eacute;; en particular, ya no se le consideraba la esposa de Ur&iacute;as. Y pronto tienen otro hijo, Salom&oacute;n, a quien el Se&ntilde;or ama.
Cuando pecamos y confesamos nuestro pecado, podemos experimentar el perd&oacute;n y la restauraci&oacute;n de Dios. Sin embargo, tambi&eacute;n debemos vivir con las consecuencias de ese pecado. La historia de David es un recordatorio de que nunca debemos tomar el pecado a la ligera.

Un estudio bíblico devocional diario del Instituto Bíblico Moody.

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