Emily Balard se había engañado con el comportamiento de un trapero, Bonny Rink, que en realidad era un enfermo mental. En el restaurante griego donde Emily trabajaba ya le habían advertido, pero el hizo caso omiso a los consejos de sus compañeros. Una mujer, en el mismo edificio en el que vivía el trapero, había sido asesinada. Y Emily descubre, además, que Rink tiene palomas muertas, estranguladas, en su basura.
Bonny visita a Emily, insiste en verla. Él le pide que se ponga ese vestido blanco que tanto le gusta, la coloca en cima de sus piernas, le dice que se parece a una paloma... y que él odia la libertad de las palomas. Le confiesa que mató a esa mujer porque se burlaba de él. Emily está petrificada, no sabe qué hacer, intenta convencer a Bonny de que ellos dos son amigos, que no la puede hacer daño. Los dedos de Bonny comienzan a acariciar el cuello de Emily...