Tras haber golpeado en la cabeza y dejado inconsciente a un pobre clérigo, Cooper y John se encuentran al jefe de estación degollado. Señal inequívoca de que el loco asesino sigue rondando por la zona. ¿Les habrá visto? ¿Serán ellos sus próximas víctimas? Ambos se encuentran incomunicados, incapaces de avisar a las autoridades. Junto al reverendo ya recuperado, los tres deciden esperar cerca de la ventanilla de billetes y con la la luz apagada. Ven a una sombra pasar junto al andén, suena la bocina del tren, Gilbert corre para no perderlo
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