Fue una gran activista corporativa que supo dar voz a los accionistas minoritarios en las juntas de las empresas. También luchó por aumentar el peso de las mujeres en los órganos de gestión de las compañías.
Si algo quería evitar a toda costa un consejero delegado de una gran empresa de Estados Unidos de mediados del siglo pasado, era la presencia de Wilma Soss en sus juntas.
Soss se había ganado a pulso el calificativo de "tábano", con el que los ingleses denominan a los accionistas "molestos". Para la segunda mitad del siglo XX, era la reina de los tábanos y había impacientado ya a la mayoría de los grandes CEO del país.
Clara Ruiz de Gauna, redactora jefe del periódico y autora de la saga sobre los personajes que han hecho historia en el mundo financiero que se publica todas las semanas en EXPANSIÓN y la redactora Amaia Ormaetxea analizan el legado del magnate de la mujer que doblegó a Wall Street.